La decisión de Moody's de rebajar la calificación crediticia de Sudáfrica de A3 a Baa1 es una mala noticia para su joven economía, aunque no supuso ninguna sorpresa. Se produce después de que el año pasado su perspectiva fuese revisada de estable a negativa, cuando la agencia señaló que las presiones populares estaban siendo perjudiciales para el compromiso económico con los objetivos de deuda y de déficit y advirtió que un aumento de la inestabilidad política podría hacer mella en la calificación. Tal como puso de manifiesto la propagación de las huelgas, los problemas socioeconómicos de Sudáfrica (persistencia de un elevado desempleo, disparidad entre ricos y pobres) están aumentando, mientras que la capacidad de respuesta del gobierno se mueve en dirección contraria. El margen fiscal de Sudáfrica es cada vez menor, ya que la desaceleración del crecimiento ha afectado a los ingresos y el aumento de los salarios públicos ha sobrepasado el incremento de los presupuestos. Esperamos que otras agencias hagan lo propio, ya que las presiones populares y los problemas sociales continúan afectando al marco político: S&P, que revisó la perspectiva de la calificación a negativa en marzo, ha manifestado recientemente su preocupación acerca de la trayectoria de la deuda pública.
