La preocupación acerca de un ataque unilateral a las instalaciones nucleares de Irán por parte de Israel ha alcanzado un nuevo nivel, y algunos funcionarios israelíes sugieren que podría producirse un ataque en una fecha tan cercana como el 20 agosto, debido a una combinación de advertencias por parte de antiguos funcionarios de defensa, planificación económica de emergencia, simulacros de seguridad y nuevas medidas administrativas que ayudarían al primer ministro Benjamín Netanyahu a lanzar una ofensiva. Aunque RGE sigue considerando que un ataque de este tipo es un evento de alto riesgo con unas probabilidades entre bajas y moderadas a corto plazo, el impacto inicial probablemente sería un aumento del precio del petróleo, aunque las cadenas de suministro continúen abiertas. En caso de represalias, es posible que los activos israelíes vieran afectados, mientras que el estrecho de Ormuz podría sufrir un cierre temporal. Nuestras expectativas son que el conflicto se convertiría rápidamente en un conflicto regional, con la participación de EEUU. Aunque las líneas de suministro permaneciesen abiertas, esperaríamos que los precios del petróleo continuasen siendo elevados después de un posible conflicto, ya que el riesgo de nuevos conflictos en el futuro continúa siendo elevado.
Por Rachel Ziemba.