Lograr que China pase de un crecimiento intensivo en capital a un modelo más basado en el consumo será la clave para garantizar que el mayor mercado emergente del mundo no se quede atrapado en la trampa de la renta media. Sin embargo, las reformas económicas necesarias (concretamente las que regulan las empresas estatales y el reprimido sector financiero) plantean discrepancias en el seno del Partido Comunista Chino, y hasta el momento aquellos beneficiados por el status quo han sido capaces de bloquear los cambios políticos de mayor calado. Confiamos en que después de 2013 puedan tener lugar pequeñas reformas de las empresas estatales, aunque no creemos que haya buenas perspectivas para una posible privatización de este tipo de empresas, mientras que es poco probable que el actual impulso reformista del sector financiero se prolongue en el tiempo.
Por Adam Wolfe y Kevin Yan.
