El gobierno de Vladimir Putin planea realizar cambios significativos en la reglamentación sobre el gas natural, introduciendo un nuevo impuesto sobre la extracción de minerales para el gas natural con el fin de igualar su nivel impositivo con el del petróleo, la inagotable fuente de financiación del estado. Las preocupaciones inflacionistas llevaron al gobierno a aplazar y reducir las subidas de los precios del gas natural planificadas en Rusia, lo cual podría afectar a los ingresos y continuar fomentando el exceso de consumo ya que las señales del mercado son insuficientes. La amplia pincelada de políticas podría ayudar a gestionar la demanda y serviría de apoyo a la producción, pero la incertidumbre política y adopción de posiciones contradictorias, con la posibilidad de que haya cambios en el sentido de las mismas, podría ser perjudicial para el entorno inversor tanto en el sector energético como en los mercados generales.
