En el día de ayer, el Banco de Japón (BoJ) anunció formalmente un objetivo de inflación del 1% y amplió su programa de compra de activos por un valor de 10 billones de JPY, en un intento por mantener a raya la deflación y debilitar la divisa ante la flexibilización monetaria en EEUU y otros mercados desarrollados. Este movimiento coincidió con nuestras expectativas y estuvo en la línea de nuestra última Vigilancia a los bancos centrales, en la que se sostenía que los bancos centrales de los mercados desarrollados continuarán con su política de flexibilización incluso con una mejora gradual de la perspectiva macroeconómica, en un esfuerzo por aprovechar el impulso. Es poco probable que el anuncio del objetivo de inflación tenga un impacto relevante en los mercados o en la economía, ya que el BoJ ya había más o menos fijado este objetivo en anteriores anuncios, aunque no tan explícitamente como ahora.