La indignación pública por el alto coste de la vida obligó al gobierno israelí a anunciar una serie de medidas para reducir la carga sobre los consumidores, entre ellas el aumento del salario mínimo y la bajada de los precios de los combustibles, los impuestos sobre el agua y los costes de transporte público. Esperamos que el gobierno israelí dé nuevos pasos para poner fin a la huelga general que lleva paralizando las principales instituciones públicas desde el 8 de febrero, incluyendo posiblemente una subida de los salarios de los trabajadores con empleo indirecto en el sector público, y que al mismo tiempo acelere la aplicación de otras políticas. En vista de la debilidad del crecimiento y de la subida del gasto provocado por estas medidas (al igual que el gasto en defensa), el gobierno ha revisado al alza su objetivo de déficit presupuestario para 2012, que ha pasado de un ambicioso 2% a como mínimo el 3,5% del PIB.