El Banco de Japón (BoJ) está sometido a una presión cada vez mayor por parte de los ministros del gabinete, los legisladores y los exportadores para que tome medidas drásticas con el fin de interrumpir la actual situación deflacionista y debilitar el yen, que una vez más se acerca a los 75 dólares estadounidenses después de que la Reserva Federal decidiera prolongar los tipos de interés a corto plazo próximos a cero hasta finales de 2014. El Ministerio de Finanzas financia intervenciones directas en el mercado de divisas, y esperamos actuaciones en este terreno, pero también está sobre la mesa una flexibilización monetaria adicional por parte del BoJ. Cada vez es más probable una ampliación del programa de compra de activos: las compras de efectos comerciales circulantes se están acercando al 90% del total asignado, y los préstamos con garantía mancomunada alcanzaron el 94% en enero.