En respuesta a las presiones de la troika, el gobierno griego anunció esta semana que despedirá a 15.000 trabajadores del sector público para finales de 2012, recortará su gasto en sanidad y medicinas en 1.100 millones de euros y reducirá el programa de inversión pública y el gasto en defensa en 300 millones de euros cada uno. Mientras tanto, el plan franco-alemán que supuestamente se incluiría en un nuevo paquete de rescate para Grecia provocaría que los responsables de la Eurozona crearan una cuenta de depósito en garantía para aceptar la financiación del nuevo rescate, lo que otorgaría a las autoridades supranacionales un mayor dominio sobre las finanzas del país.
