La última operación de refinanciación a largo plazo del BCE inyectó liquidez por valor de 500.000 millones de euros en el sistema bancario, aliviando las presiones de financiación interbancaria según la medición del diferencial EURIBOR-OIS. La caída de la demanda de préstamos ante la actual recesión significa que es poco probable que esta liquidez adicional libere nuevos préstamos en la economía real, sino que en lugar de ello hará disminuir el ritmo de desapalancamiento. La encuesta sobre préstamos bancarios del mes de enero mostró que los bancos de la zona euro esperan una nueva flexibilización neta de las normas crediticias en el futuro, aunque con un menor ritmo que en el cuarto trimestre de 2011.