
Es cierto que el optimismo y una falta de previsión a largo plazo son dos de las principales causas de que los fabricantes norteamericanos estén sumidos en crisis y planes de reestructuración.
Cuando las cosas iban bien y era la industria más próspera, se dieron garantías de la talla de ofrecer pensiones y seguros médicos a empleados y ex empleados, lo que dio en una lógica quiebra cuando le llegó la hora de la jubilación a toda una generación de trabajadores.
Sin embargo, también es cierto que como industria potente que es, cuenta entre sus filas con algunos de los mejores y más preparados gestores y ejecutivos de todo el mundo, capaces seguramente (lo están intentado demostrar) de dar la vuelta a la tortilla más grande.
Tres empresas en crisis
Ya hay resultados. General Motors, el aún líder mundial en producción de vehículos, ha conseguido de momento reducir sus gastos anuales en 7.000 millones de euros y sigue aumentando sus ventas en el resto de regiones del mundo. De hecho su presidente, Richard Wagoner, consideraba en el recién terminado Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica (Detroit) que la crisis de la compañía "ya se ha quedado atrás". No se atreve a asegurar que 2007 sea el año en que consiga beneficios en Norteamérica, pero sí es optimista en cuanto a que será pronto.
Ford también tiene su crisis, y aún está en una etapa muy precaria para hablar de resultados, aunque también está reaccionando a su caída de ventas en Estados Unidos y su patrón, Alan Mulally, también cree que lo puede conseguir y que su compañía vuelva a ser rentable, como mínimo, a partir del año 2009.
La tercera en discordia, Daimler-Chrysler, ha sido la última en reaccionar y por tanto la que más atrasada lleva la reestructuración para adaptarse a su nueva situación en Estados Unidos.
Fuera de EEUU
Los fabricantes asiáticos, por supuesto, son los que tienen más motivos para ser optimistas, empezando por Toyota. Este año será el primero que fabrique más coches en el extranjero que en su propia casa. Y la gran mayoría de marcas asiáticas siguen aumentando ventas y producción en los mercados occidentales más desarrollados, en los que en teoría es más difícil entrar.
En Europa la situación es incluso más alentadora. A pesar de la madurez del mercado (todas las zonas están cubiertas) se siguen vendiendo más coches; en concreto un 0,7 por ciento más el año pasado, y algunos mercados potentes como Alemania e Italia dan síntomas de una cierta recuperación.
Por último y no por ello menos importante, casi todos los grupos, sean americanos, europeos o asiáticos, están aprovechando el potencial de crecimiento de los países emergentes para aumentar sus ventas. De hecho, a la mayoría de éstos les sirve como impulso de sus ventas globales, como salvación de sus cifras. Lo están viendo compañías tan grandes como Renault, PSA, la propia General Motors, Volkswagen, Nissan y muchas otras.
Mayor producción
Con todo esto, mientras los fabricantes occidentales se afanan por recortar su capacidad de producción y los orientales por lo contrario, la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos a Motor (OICA, sus siglas en inglés) dice que a pesar de exisitir una sobrecapacidad mundial, la producción ha crecido un 3 por ciento hasta los 56 millones de unidades.
En definitiva, todos los fabricantes y la industria saben en general hacia donde van. Además de que están recuperando terreno los que peor van, con el camino recorrido saben los fallos que no deben volver a cometer, como producir por producir cuando ya no es tan fácil vender. Hay espacio para maniobrar, para crecer y para el optimismo, pero debe ser racional, para no tropezar dos veces con la misma piedra.