España arroja más de 126 toneladas de plásticos al día, lo que lo convierte en el segundo país que más plásticos vierte al Mediterráneo, según denuncia la organización ecologista WWF. A nivel Europa, se vierten entre 70.000 y 130.000 toneladas de plástico al agua cada año. Con este escenario gana especial relevancia llevar a cabo acciones que frenen el impacto de este tipo de contaminación, tal y como propone Naciones Unidas hoy en el Día Mundial del Medio Ambiente.
En este campo, Veolia está basando su estrategia en la creación de cadenas de valor verdaderamente circulares en las que los plásticos y el resto de residuos se transforman en materias primas de alta calidad. Para ello, cuenta con varias infraestructuras que contribuyen al ahorro de recursos y a la sostenibilidad de empresas e industrias.
Un ejemplo es la planta de reciclaje La Red, ubicada en Sevilla, que gestiona más de 120.000 toneladas de plásticos posconsumo, industriales y agrícolas. Todo este material se convierte en granza reciclada (pequeñas partículas de plástico que resultan de la transformación de este recurso), que se utiliza para fabricar nuevos productos como film plástico, bolsas de la compra, tapones, tuberías o sistemas de riego. Además, la planta trabaja junto a cadenas de distribución para cerrar el ciclo del plástico, donde los materiales se reutilizan en lugar de acabar en vertederos.
Otro ejemplo es la instalación de TorrePET (Badajoz), donde se recicla el plástico que suele usarse en botellas de bebidas, envases de productos de limpieza y fibras textiles. La innovación es una parte clave del proceso: se usan cámaras con inteligencia artificial para analizar la calidad de los materiales y mejorar cada paso. También se ha puesto en marcha un sistema de trazabilidad digital que permite saber de dónde viene cada residuo y en qué se convierte.
Estas infraestructuras contribuyen a reducir los más de 430 millones de toneladas de plástico que se producen anualmente, sobre todo, si se tiene en cuenta que dos tercios acaban convertidos en desechos en los océanos e incluso pueden llegar a la cadena alimentaria humana.
Por lo general, Veolia apuesta por soluciones basadas en la naturaleza como estrategia de adaptación al cambio climático. De esta forma, se permite aumentar la resiliencia y frenar la pérdida de biodiversidad. El mejor ejemplo de ello es el parque El Recorral de Rojales (Alicante) cuya principal función es mitigar el riesgo de vertidos en caso de lluvias torrenciales. Allí se han construido cinco lagunas artificiales con agua regenerada, dando lugar a un nuevo paisaje donde prospera una gran variedad de vegetación y fauna salvaje.
Además, el grupo cuenta con infraestructuras verdes, que han sido transformadas para que puedan integrarse completamente en su entorno natural, favoreciendo sus funciones ecológicas y la biodiversidad local mediante diferentes estrategias. Las ecofactorías, por ejemplo, regeneran y reutilizan las aguas residuales, aplicando los tratamientos adecuados para nuevos usos como el riego de zonas verdes o la limpieza de calles. También minimizan el impacto en el entorno e impulsan la renaturalización de las instalaciones, preservando la biodiversidad local mediante acciones como la medición de la huella ecológica en plantas ubicadas en zonas sensibles, la reintroducción de especies en declive, el uso de flora autóctona o la eliminación de fitosanitarios.
Estas instalaciones también reducen el consumo energético, maximizando su producción a través del uso de biogás, la codigestión o la fotovoltaica. Asimismo, valorizan los residuos para convertirlos en subproductos aptos para otros procesos productivos, como biofertilizantes.
Producido por EcoBrands.