
Sobre el escenario aparece Spot, un robot perruno amarillo que no da demasiado miedo. Se gana nuestra simpatía gracias a los movimientos que le ordena un asistente por control remoto. De esa forma emula a un cachorro que quiere jugar. Este mismo dispositivo fue utilizado, por ejemplo, en un hospital de Boston durante la pandemia de Covid para analizar el estado de los pacientes infectados por el coronavirus. Así se evitaba que el personal sanitario pudiera contraer la enfermedad cuando todavía no había vacunas. Igualmente, este dispositivo ha analizado instalaciones industriales peligrosas, desde plataformas petrolíferas a las malogradas plantas nucleares de Chernóbil o Fukushima. También el estudio de arquitectura de Norman Foster lo está usando para captar múltiples datos recorriendo sus construcciones.
El 'padre' de Spot es Marc Raibert, cofundador y CEO de Boston Dynamics, que también dirige el AI Institute. Asistimos a una sesión que ofreció en el pasado 3D Experience World, evento que organizó Dassault Systèmes en Houston para celebrar sus 30 años de desarrollo de la simulación por ordenador. Su herramienta Solidworks de modelado en 3D es la que utiliza Marc Raibert para crear robots perrunos y humanoides. Podemos decir que Raibert es una de las voces más autorizadas del mundo para hablar de robótica.
Durante su intervención, muestra en las pantallas algunos ejemplos de lo que ha sido capaz de hacer tomando como modelo a la propia naturaleza. "No buscamos copiarla, sino inspirarnos en ella", matiza. Y de esa forma da paso a un vídeo de una cabra subiendo una montaña. A continuación, un robot emula esos mismos movimientos para avanzar por terrenos igualmente escarpados. Sorprende aún más otro vídeo con un corredor de BikeTrial. Los mismos movimientos que el deportista realiza sobre la bicicleta para coger impulso y saltar de un obstáculo a otro, equilibrarse en el aire o caer de pie los copia después un robot sobre una pequeña bici.
BigDog
En el catálogo de productos desarrollados hasta la fecha por Boston Dynamics destaca el BigDog, mucho más imponente que aquel Spot amarillo y amigable del principio. Este provoca bastante más respeto. Lo vemos contrarrestando los fuertes golpes y patadas que le propia un hombre y que harían caer al suelo a cualquier humano. También lo observamos caminando sobre una placa de hielo que le hace resbalar todo el tiempo, sin llegar a rozar el suelo. Y después se pone a correr a más de 25 kilómetros por hora o a transportar cargas superiores a las que un humano podría soportar, también abriéndose paso por la maleza de un denso bosque.
A estas alturas, no sorprende oír a Marc Raibert decir que le gustan los robots. Su vínculo con estos dispositivos se remonta a 1974, cuando creó una especie de hormiga gigante de seis patas que entonces se movía muy muy lenta. Nada que ver con los robots humanoides que está desarrollando con Solidworks y que alcanzan los 28 articulaciones o puntos de flexión hidráulica. "Tienen que combinar inteligencia atlética e inteligencia cognitiva", explica Raibert. Y muestra otras escenas en las que los robots están observando tranquilamente a seres humanos realizar todo tipo de tareas, ya sea cocinar un plato o montar piezas en un vehículo. Esa actitud contemplativa tiene una explicación: "Veremos cada vez más a robots aprender de nosotros mismos para poder después emular nuestros comportamientos", asegura.
"Es normal que haya preocupación sobre los riesgos de estos dispositivos, pero creo que deberíamos ver también sus oportunidades para realizar todo tipo de tareas, muchas de ellas peligrosas para nosotros. No es viable, para nada, hacer una pausa en estos desarrollos hasta que nos pongamos de acuerdo en esa regulación, como reclaman algunos organismos y gobiernos. Creo que es una forma miope de hacerlo. La IA y la robótica tienen la oportunidad de resolver tantos problemas como veamos", explica el fundador de Boston Dynamics. Y lanza el clásico paralelismo sobre los pros y los contras de disponer de vehículos, sobre la libertad y autonomía de movimiento que nos ofrecen y los accidentes que también tienen lugar con ellos…
Nos preguntamos qué papel tiene en esos desarrollos la simulación por ordenador de Dassault Systèmes. "Esos programas han permitido a Boston Dynamics reducir el peso de los componentes, fabricarlos en materiales más livianos y resistentes, encontrar maneras más eficientes de fabricar todas esas piezas y de probar su utilidad, así como comprobar por adelantado en sistemas de gemelos virtuales el funcionamiento que iban a tener después en la realidad. Así avanzamos más rápido y evitamos muchos pasos en falso".
"Durante los últimos 20 años, hemos logrado avances constantes en la fabricación de robots cada vez más capaces, con mejor hardware, con más componentes. Cuando empecé, teníamos que usar una computadora que llenaba toda la habitación", añade Raibert. Este ingeniero defiende el papel que los robots están asumiendo en los almacenes y en espacios industriales, donde es posible acotar sus espacios, pero ve más complicada todavía su integración en los hogares. Y menciona las limitaciones que está encontrando Amazon con Astro, por ejemplo.
Preguntado por la eterna diatriba sobre si los robots eliminarán puestos de trabajo, el cofundador de Boston Dynamics prefiere hablar de que quizá nos reemplacen en "aquellos trabajos aburridos, sucios y peligrosos que hay que realizar en almacenes y fábricas". "No es necesariamente una cuestión de quitarle los trabajos a la gente, sino que más bien pueden reemplazar a la población, pues en muchos países de Europa las tasas de natalidad están por debajo de la necesaria para mantener una población en equilibrio", concluye.
Gian Paolo Bassi, vicepresidente de Dassault Systèmes, asegura a eleconomista.es que, por supuesto, "el cuerpo humano es la máquina más perfecta, lo más versátil que existe…". Sin embargo, en referencia a esos robots humanoides, añade que "vamos a ver, gracias a la IA, cada vez máquinas más cognitivas, más autónomas, con menos supervisión humana, muy cercanas a nuestra inteligencia". Y pone como ejemplo de lo que está siendo capaz herramientas de IA generativa como ChatGPT. "Llevado esto al diseño industrial, vamos a poder pedir a un asistente virtual optimizar una pieza y no necesitaremos siquiera saber programar". ¿Irán matando todas estas herramientas a la creatividad humana poco a poco?, le preguntamos. "Más allá de eso, considero que la IA generativa va a llevar nuestra imaginación a un siguiente nivel, que la hará más poderosa".