
La farmacéutica española Grifols ha encontrado en China la sangre que buscaba para poder seguir creciendo en su exitoso negocio: la transformación en medicamentos del plasma obtenido en las donaciones sanguíneas de voluntarios.
El laboratorio familiar catalán necesitaba acceder a un gran mercado para poder abastecerse y el gigante asiático había sido su objetivo número uno desde hace años. Y ayer, por fin, tras meses de negociación la compañía anunció el acuerdo con la firma local Shanghai RASS para poder acceder al deseado mercado chino, el requisito exigido por el Gobierno comunista para poder hacer este negocio.
El grupo español ha comprado un 26 por ciento de la farmacéutica china -se convierte en el segundo mayor accionista- y, a cambio, Grifols le traspasa a Shanghai RASS el 45 por ciento de la división de Diagnóstico, la segunda más importante de la compañía, con el 17 por ciento del total de las ventas. La toma de participaciones cruzadas por ambos grupos ha sido valorado en 1.925 millones de dólares (unos 1.700 millones de euros).
El grupo chino cuenta con 41 centros de donación de sangre en el país y tiene capacidad para recoger más de 2 millones de litros de plasma, aunque en 2017 sólo recogió 1,1 millones de litros.
Grifols, por su parte, cuenta con 256 centros de sangre - 221 centros en EEUU y 35 en Alemania- y recibe una media de 39.000 donaciones diarias, con las que obtiene un volumen total de plasma anual de cerca de 12 millones de litros.
El primer plan de Grifols en esta operación era más ambicioso: pretendía integrar su filial de diagnóstico -con sede en EEUU- en la sociedad china, que como pago emitiría nuevas acciones que convertirían al grupo catalán en su primer accionista. Finalmente, tras el cierre de la operación -que necesita las aprobaciones de las autoridades chinas y de EEUU- Grifols se convertiría en el segundo mayor accionista de Shanghai RAAS por detrás del fondo chino Creat Group (26,7 por ciento de participación). RAAS China tendría el 25,8 por ciento y el resto del capital estaría distribuido entre inversores institucionales y accionistas minoritarios.
Dificultad de crecer en EEUU
Cuando se cierre la operación, presumiblemente a final de año, Grifols encontrará una solución a los problemas que tiene para abrir nuevos centros de plasma, sobre todo en EEUU, su principal país recolector. Y es que este año la Comisión Federal de Comercio de EEUU (FTC, por sus siglas en inglés) acusó a la firma catalana Grifols de incumplir la ley federal antimonopolio en su última operación en el país: la compra este verano de los 24 centros de donación de sangre propiedad su rival Biotest.
El organismo obligó a la compañía española a vender los centros que tenía e iba a duplicar con la compra en las ciudades de Lincoln (Ne-braska), Augusta (Georgia) y Youngstown (Ohio) a la farmacéutica Ked-Plasma, una subsidiaria de Kedrion Biopharma, actualmente el quinto productor mundial de proteínas plasmáticas.