Está siendo el peor mes en bolsa para la farmacéutica catalana Grifols desde el año 2014. La amenaza de una competencia futura para su principal negocio, la de los productos derivados del plasma para su uso terapéutico, ha hecho que la compañía de Paret del Vallés haya perdido hasta 1.000 millones de su valor en apenas 9 días, desde el pasado 1 de octubre. Aún hoy, el laboratorio catalán vale 9.500 millones en bolsa, pero la cifra es hasta un 18,93 por ciento menos que su capitalización en junio de este año, cuando la compañía estaba en máximos del año y su valoración era 3.000 millones de euros superior. La caída de estos días -ya va por el 8 por ciento desde el inicio del mes- empezó con un informe del banco suizo UBS, el primero de los analistas en alertar del nuevo competidor al que se iba a enfrentar Grifols. Los analistas del banco contaron que la entrada en el mercado de una nueva tecnología para enfermedades autoinmunes, rival de los derivados del plasma de la empresa española, podría amenazar hasta el 20 por ciento de las ventas del grupo de hemoderivados catalán. La tecnología en cuestión son inhibidores del receptor neonatal del fragmento C (inhibidores de FcRn), está actualmente en fase de investigación y quiere convertirse en una alternativa para el tratamiento de algunas enfermedades autoinmunes, que actualmente son tratadas con inmunoglobulina, una de las proteínas plasmáticas estrella de Grifols.
De todas formas la amenaza aún es lejana, ya que no se espera que pueda llegar antes de 2021. Además, todavía está en investigación y puede caerse por el camino, como sucede a menudo con las innovaciones farmacológicas. En concreto, los ensayos con estos inhibidores están en la segunda de las tres fases de todas las investigaciones con medicamentos y no llegarán al mercado, si son autorizados, al menos hasta dentro de tres años, pero UBS estima muy probable su aprobación para algunas enfermedades (miastenia gravis y trombocitopenia inmune). El grupo de hemoderivados catalán tuvo que salir al paso del informe de UBS para intentar contener la caída en bolsa de ese día. Según Grifols, las conclusiones planteadas por UBS eran precipitadas y alegó que la investigación era aún muy preliminar, que aún tiene que demostrar su eficacia frente a su producto y que sólo estarían indicados para un pequeño número de enfermedades y pacientes. "La compañía entiende que el potencial impacto en su negocio sería mínimo", dijeron desde la farmacéutica familiar.
Otros analistas también se han hecho eco de la potencial amenaza de esta nueva tecnología, aunque creen que el impacto será más limitado -algunos como Deustche Bank lo han situado en el 10 por ciento- y otros alegan que aún existen riesgos de que fracase en el desarrollo de las últimas fases.
Revés con Competencia en EEUU
Sea como fuere, no está siendo el mejor año de Grifols y su relación con los competidores. Como adelantó este diario, el pasado mes de agosto el organismo de defensa de la competencia de EEUU, la FTC (Federal Trade Commission, en inglés) ha obligado a la compañía española Grifols a vender activos en el país norteamericano para evitar un posible caso de monopolio del laboratorio catalán en el negocio de los centros de donación de sangre, de donde Grifols obtiene el plasma para fabricar sus medicamentos. En concreto, la Comisión Federal de Comercio instó a la farmacéutica a deshacerse de las clínicas que posee en tres ciudades de EEUU: Lincoln, en el Estado de Nebraska; Augusta, en el Estado de Georgia; y Youngstown, en Ohio.
Esta fue la condición impuesta por la FTC si quería cerrar la compra de la compañía estadounidense Biotest US Corporation, uno de sus competidores en el país, con la que había llegado a un acuerdo para adquirir sus 24 centros de plasma repartidos por EEUU, más otros dos centros en construcción y varios activos, por total de 244 millones de euros. El laboratorio español deberá traspasar sus centros de donación de sangre en estas tres ciudades a la compañía rival Kedplasma, una filial de la multinacional estadounidense Kedrion Biopharma y quinto productor mundial en este mercado. Actualmente, la firma española es la tercera más grande del mundo en el mercado de los medicamentos derivados de la sangre.