Sanidad

Alfredo Carrato: "España necesita una ley de mecenazgo para dar el salto definitivo en la investigación del cáncer"

  • Jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid
Doctor Alfredo Carrato.

El doctor Alfredo Carrato es el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y director científico del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria. Además, sigue impartiendo clase a los futuros médicos como Catedrático de Oncología Médica en la Universidad de Alcalá. Cada año reúne en Madrid a las figuras más relevantes de la Oncología española para dar a conocer los últimos avances en la prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer. Un buen momento para repasar el presente y el futuro de los tratamientos del cáncer, el que sigue siendo el mayor reto aún de la medicina.

¿El tratamiento personalizado para cada paciente de cáncer es ya una realidad?

Aún no es una realidad en todos los pacientes. Estamos yendo hacia ello y progresando, pero nos queda todavía mucho terreno. El tratamiento personalizado es un objetivo, pero dista de ser una realidad en todos los tumores. Donde tenemos ya biomarcadores sí podemos poner ahora mismo un tratamiento personalizado con éxito para la evolución de la enfermedad y para el paciente que tiene más posibilidad de curación. Se está invirtiendo en investigación para tener cada vez más biomarcadores que nos indican qué población es más sensible a ese tipo de fármaco o si es una población especialmente propensa a un tumor y hay que hacer un programa de diagnóstico precoz. Todo esto nos ayuda a diagnosticar antes y a tratar mejor a nuestros pacientes.

¿Es cierto que la quimioterapia cada vez se usa menos?

La quimioterapia es una herramienta que ha sido columna vertebral de los tratamientos del oncólogo médico, pero es un escopetazo que actúa en todas las células que están alrededor de las células del tumor y eso implica una serie de efectos secundarios para las células normales. Así es que la quimioterapia lo que está sufriendo es una transformación. La nanotecnología se está incorporando al arsenal terapéutico y ya podemos encapsular quimioterapia y tener una mejor penetración en el tumor y una mayor eficacia. Estamos obteniendo mejores resultados con estos nuevos fármacos derivados de los antiguos gracias a esta nueva tecnología.

¿La inmuno-oncología es ahora el futuro de los tratamientos?

Es una herramienta que siempre hemos querido utilizar desde hace década. Poder tener vacunas de células tumorales y sacar los linfocitos que están alrededor del tumor infiltrando y luchando contra el tumor y que se cultivaban y se transformaban en células que se reinsertaban, pero no habíamos conseguido un éxito de relevancia. Y ahora sí. En los últimos años se ha podido identificar cómo el tumor neutralizaba a nuestro sistema inmune. El tumor, que es muy listo y sale del propio organismo, elabora unas sustancias que hacen que el sistema inmune no reconozca el tumor y pase desapercibido del ataque que le correspondería como algo extraño al organismo. Esto hace que esas moléculas segregadas del propio tumor se alíen con él y faciliten la metástasis. Y la inmuno-oncología ha conseguido que los linfocitos que tienen que atacar el tumor lo ataquen.

¿Qué ha conseguido esta inmunoterapia para los tumores?

Pues por ejemplo que en un tumor tan mortal como el cáncer de pulmón que se utiliza la quimioterapia o fármacos biológicos, llega un momento que se producen resistencias y ya no hay alternativas terapéuticas. Ahora puedes pasar a usar esta inmunoterapia y después de ver cómo alerta de nuevo al sistema tumoral, estas personas tienen de nuevo un recurso más y un 30 por ciento consigue reducir el tumor durante años. Y resulta que puedes tratar un año o dos años con inmunoterapia y luego retirarla y el sistema inmunológico sigue atacando y la enfermedad está contenida. Son todavía los primeros pasos que estamos dando y hay que seguir investigando mucho, pero el camino ya está ahí.

¿En qué tipos de tumores ya se utiliza este tipo de tratamientos?

En melanoma, en cáncer de pulmón, de riñón y de vejiga y cada vez están apareciendo más fármacos. Es un tipo de tratamiento transversal que afecta a una parte de todos los tumores, no a todos los tumores. Hay que resaltar que no es una vacuna, es un fármaco que inhibe la capacidad de expandirse del tumor.

¿Llegarán pronto más avances en inmuno-oncología?

Está llegando muchísimo. Se prevé un aluvión de moléculas en los próximos cinco años de fármacos que demuestren su eficacia en el control de la enfermedad. Veníamos de una época mucho más parada en inmunoterapia, muy inespecífica, y ahora ya estamos en la fase de poder evitar la evolución de los tumores. Habrá que estudiar mucho más el sistema inmune de nuestros pacientes, pero la inmunoterapia a la carta será una realidad.

¿Estamos en una buena época en la llegada de nuevos tratamientos en oncología?

Estamos en una muy buena etapa en nuevos tratamientos oncológicos. En biológicos también estamos recibiendo muy buenas noticias, con nuevos fármacos en aquellos tumores que no responden a inmunoterapia, que son dos tercios todavía. En segunda línea hay ya nuevos fármacos para estos tumores. Estamos en una buena época y es también un reto tremendo. Porque un tumor después varias líneas de tratamiento ya efectuadas cambia mucho y ya no es el mismo tumor. Y no podemos hacer biopsias cada vez. Ahora estamos haciendo la biopsia líquida que es capaz de hacer un análisis cualitativo y ver sus alteraciones genéticas con una simple extracción de sangre.

¿Y tendrán los sistemas sanitarios recursos para adoptar esta innovación?

Tendrán que tenerlos. Es cierto que todo es mucho más complejo y más caro y el problema es como hacer esto sostenible. Ahora hay fórmulas de pago por resultados o riesgo compartido y es importante estar abierto a estos modelos porque beneficia a todo el colectivo: pacientes, sistema público e industria farmacéutica. Tenemos que llegar a esa fórmula de entente cordial para pagar lo que sea preciso para que la industria pueda invertir en nuevos proyectos y cubra el coste del fármaco y a la vez la industria debe tener en cuenta la sostenibilidad del sistema. Esas fórmulas de pago por resultados o riesgo compartido son ya una realidad en muchas comunidades. También tenemos ahora la llegada de los biosimilares que deben generar ahorros.

Aun así es difícil no saltarse el presupuesto...

Sobre todo tenemos que saber calcular lo que conseguimos cuando estamos tratando a la gente y cronificando sus enfermedades. El presupuesto dedicado a Sanidad y el gasto en relación al PIB debería incrementarse, pero además deberíamos tener una bolsa de presupuesto preparada para las innovaciones y no depender de los presupuestos anuales hechos el año anterior porque llegan tratamientos nuevos y los pacientes ya los conocen y los demandan. Todo esto debe hacerse con mucha transparencia y que la sociedad sea participe del progreso y del beneficio y conozca el retorno que supone la investigación en salud.

¿Alguna sugerencia para poder mejorar esa financiación?

Creo que una ley de mecenazgo como existe en los países anglosajones. En España no existe cultura del mecenazgo y no hay costumbre de que las empresas o los particulares donen para la investigación ningún tipo de recurso material o humano y esto nos pone en un lugar no competitivo con los países anglosajones. Hay entidades en Reino Unido o Estados Unidos que financian muchos proyectos de investigación. En el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, donde trabajé, reciben 400 millones de dólares al año de mecenas para proyectos de investigación en cáncer. Deberíamos tener una ley nacional de mecenazgo que te permita una mayor desgravación que el 25 o el 30 por ciento actual si donas ese dinero a investigar en cáncer, porque hace progresar mucho y el retorno es tremendo.

¿Es un buen país España para investigar en cáncer?

En España la industria farmacéutica hace muchos ensayos porque tenemos un sistema MIR estupendo, que forma muy bien a los profesionales médicos. Y la industria tiene un cuidado exquisito en poner sus investigaciones en las mejores manos y ha seleccionado a España porque tiene buenos profesionales, con salarios más bajos que en otros países de Europa, y porque la red de centros en España es muy buena y está bien conectada. Por eso, la última fase de la investigación clínica de un fármaco se suele hacer aquí. España suele ser el tercer país, tras Estados Unidos y Japón, donde muchas multinacionales farmacéuticas realizan más ensayos clínicos. Y gracias a ello, atraemos tecnología al país y ahorramos una parte importante de la factura farmacéutica porque estamos tratando a mucha gente con los ensayos clínicos que son gratis. Además, te permite desarrollar la carrera investigadora de tus científicos. Es una situación ideal para todos, que deberíamos potenciar mucho más.

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