
La recuperación de Valeant no iba a ser fácil. Pero el tiempo se le acaba a Joe Papa, presidente ejecutivo de la tambaleante compañía farmacéutica.
Incluso antes de que Valeant Pharmaceuticals International perdiera su apoyo más público la semana pasada con la salida del magnate de los fondos de cobertura Bill Ackman, los analistas de Wall Street tenían una postura casi unánime: el viejo modelo de negocio de la compañía no funciona. El crecimiento, si lo hay, vendrá lentamente.
Es por eso que Papa hace un gran esfuerzo para mantenerse de pie. Desde su llegada el año pasado, tras la salida del controvertido arquitecto de Valeant, Mike Pearson, Papa ha hecho lo posible para estabilizar las finanzas de Valeant. Lo más importante es que ha refinanciado 6.000 millones de dólares de deuda, estirando su vencimiento hasta 2020.
Sin embargo, a pesar de los avances, así como de las esperanzas de varios fármacos, las probabilidades son que Valeant, en el mejor de los casos, perdure con esfuerzo, dicen los analistas. Nadie pronostica que sus acciones, que han bajado más de un 2,1% hasta menos de 11 dólares el martes, vayan a volver a los niveles de 2015, cuando estaban por encima de 260 dólares.
Ni siquiera las noticias del jueves de que el tradicional accionista ValueAct Capital Management agregó tres millones de acciones a su participación existente fue suficiente para sostener un aumento de la acción. Un pico en las operaciones posteriores al cierre fue de corta duración.