Sanidad

Carlos Buesa: "El fármaco vendido a Roche puede facturar 1.500 millones"

Carlos Buesa, fundador y consejero delegado de Oryzon.

La multinacional suiza Roche pagará más de 380 millones de euros por un fármaco para la leucemia -aún en investigación- de una compañía española, la biotecnológica Oryzon, que apenas cuenta con 20 empleados en plantilla. Se trata del acuerdo más grande que una compañía biotecnológica española ha realizado con una multinacional farmacéutica en la historia del sector en España. ¿Cómo ha sido posible este milagro en una empresa de tal tamaño? El artífice de este campanazo en el sector se llama Carlos Buesa. Este científico, nacido en Zaragoza en 1961, es doctor en Biología por la Universidad de Barcelona, y decidió en el año 2000 poner en marcha su propia empresa. Catorce años después le ha llegado el éxito.

El acuerdo oficial recoge una cantidad de 500 millones de dólares si el fármaco llega al mercado. ¿Se podría superar esta cifra?

Sin duda. De hecho, son bastantes más de 500 millones de dólares. Lo que pasa es que nos obligan a decir más de 500 millones, por temas legales, pero aquí en España diríamos casi 1.000 millones. Hay que tener en cuenta que una farmacéutica grande como Roche cuando vende un fármaco y lo vende bien, lo hace con cifras de negocio de ventas anuales de 2.000 millones de dólares, unos 1.500 millones de euros. Lo que quiere decir, además, que Oryzon tendría cada año varios cientos de millones de royalties. Y sería adicional a los 500 millones de euros. Es un acuerdo de magnitudes muy importantes, muy bostonianas, como decimos nosotros en el sector biotecnológico.

¿Creía que llegaría a protagonizar una operación de esta magnitud?

Nosotros apostamos hace cinco años por una ciencia muy de vanguardia. Cuando empezamos a investigar en esta molécula no había nadie en ello. Hemos invertido más de 12 millones de euros en cinco años en los programas de epigenética de esta molécula. Después de esa inversión, hemos sido una de las pocas biotech que tiene un departamento de patentes. Cuando tienes una ciencia de frontera con un portfolio de patentes bueno, vienen las multinacionales y te tratan muy bien. Esa es nuestra diferencia. Entre alguien que crea tendencia y los que siguen luego esa camino.

¿Cuándo surgió el interés de Roche por el fármaco?

Había unos cuantos laboratorios interesados y hace un año nos encontramos que había un laboratorio grande que nos estaba siguiendo, GlaxoSmithKline. Y un par de empresas pequeñas norteamericanas, que también nos seguían. Con Roche llevábamos hablando más de un año y con otros también. Al conseguir el título de medicamento huérfano se aceleraron las cosas. Conseguimos la aprobación de las agencias y tuvimos que tomar la decisión de quién queríamos que fuese nuestro partner. Y la verdad es que, al final, la parte económica pesa, pero Roche es el líder en el campo del cáncer de la sangre. Por eso era nuestra primera opción.

¿Es cierto que tuvo que recurrir a amigos para no cerrar en el primer año del nacimiento de la empresa?

Sí. Dimos el sablazo de toda la vida en el verano del año 2000 para no cerrar. Menos mal que conseguimos en rondas de financiación los 220.000 euros necesarios para poder seguir adelante. Fue muy emocionante ese momento, aunque también pensé que si esto al final salía mal teníamos que cambiar de ciudad. Al principio empezamos en un laboratorio de 20 metros cuadrados, con tres personas y presentándonos a todos los contratos públicos que salían y haciendo contratos de servicio con la industria. Ya en 2003, conseguimos que entrara un fondo de capital riesgo en el accionariado, Najeti, y a partir de ahí logramos mayor estabilidad. En 2008, llegaron el resto de accionistas actuales.

Tras este salto, ¿entra entre sus planes salir a bolsa?

Nosotros hemos tenido siempre vocación de bolsa. Creo que el MAB en España es todavía demasiado joven para una biotech como la nuestra. En otras bolsas internacionales se ve con más posibilidades y menos riesgo una firma como Oryzon. Nuestro plan a corto plazo es instalarnos en Estados Unidos de una forma estable y desde ahí extender nuestra red de inversores. Así es que en el medio plazo no descartamos una salida a bolsa, pero sería, eso sí, en una plaza internacional.

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