El cáncer de mama es uno de los tipos de cáncer más común en las mujeres y, concretamente, es el más frecuente en la mujer española. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima que este año se detectarán hasta 32.953 nuevos casos de cáncer de mama en España, y se calcula que una de cada ocho mujeres españolas tendrá un cáncer de mama en algún momento de su vida.
Si bien es una patología con una alta tasa de curación, del 90% a cinco años, las mujeres se encuentran desprotegidas una vez han superado esta enfermedad. Esta fue una de las conclusiones del desayuno coloquio sobre Cáncer de Mama organizado por elEconomista junto a Novartis con el objetivo de abordar, en profundidad, la realidad de esta enfermedad.
"Un gran impacto en la mujer, aparte del de la salud, son las necesidades socio laborales que surgen a raíz de tener un cáncer de mama. El sistema no está preparado para el después. Si un sistema se gasta tanto en curarnos, no nos puede dejar desprotegidas una vez superamos la enfermedad", señala Catiana Martínez Canovas, representante de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA).
"En mi opinión es necesario el abordaje con perspectiva de género. Mi experiencia es que la mujer encuentra muchísimas dificultades para cuidarse. Por otro lado, se calcula que el 95% de la inversión se dedica al tratamiento, pero se da muy poca importancia a lo que tiene que ver con la prevención y con la vida después del cáncer", sostiene María Herrera de la Muela, jefe de Sección Unidad de Patología Mamaria Hospital Clínico San Carlos.
Según un estudio publicado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en 2018, el cáncer de mama es la segunda causa de baja laboral de más de 12 meses por detrás de las patologías lumbares y la segunda causa de inicio de expediente de Incapacidad Permanente a los 12 meses.
En este sentido, muchas mujeres acaban en situación de pobreza, ya que entorno a seis de cada diez mujeres que han padecido un cáncer de mama no vuelve a incorporarse a su trabajo.
Catiana Martínez Canovas: "Si un sistema se gasta tanto en curarnos, no nos puede dejar desprotegidas una vez superamos la enfermedad"
"Más del 60% de las mujeres con cáncer de mama tiene menos de 65 años, es decir, están en edad laboral, por lo que hay un alto riesgo de incapacitación y de exclusión laboral y social", afirma José Marcilla, director general de Novartis Oncology. Por su parte, Blanca Cantos, oncóloga médica del Hospital Universitario Puerta del Hierro de Majadahonda en Madrid, señala que "muchos de los tratamientos dejan secuelas, que hasta hace muy poco eran desconocidas y que ahora empezamos a tener más en cuenta como puede ser la pérdida de memoria. Hay muchas mujeres que no tienen la situación similar previa al diagnóstico y pueden pasar años hasta que lo consigan. Es necesario que, en el campo laboral, existan puestos adaptados y con flexibilidad".
A este respecto, las empresas tienen un papel clave con el apoyo que pueden ofrecer a las pacientes. Es el caso de Orange. "Con un número de mujeres muy importante en plantilla, quisimos incluir la perspectiva de género. Así, con Fresh for her, nos orientamos a cuestiones específicas de la salud femenina, incluida la prevención del cáncer de mama", explica Mónica García Ingelmo, Manager de Beneficios, Administración HR y Salud Laboral en Orange España, quien explica que algunas de las medidas que ofrece la empresa son "horarios flexibles, días de libre disposición, jornada intensiva durante los meses de verano y antes de la pandemia ya teníamos días de teletrabajo para toda la plantilla. Además, como parte de las políticas de beneficios sociales, todos los empleados tienen seguro médico privado, financiado al 100% por la empresa, una línea de apoyo emocional, atendida por psicólogos, servicio médico en las oficinas y, durante todo el proceso de enfermedad, se complementa al 100% las prestaciones públicas y se siguen percibiendo los bonos de retribución variable".
En su caso, Novartis ha suscrito un acuerdo con la AECC del que ha nacido el programa Ensemble Cancer, que tiene por objetivo proporcionar orientación y herramientas a los empleados de la compañía que están viviendo de cerca la enfermedad, ya sea en primera persona o a través de un familiar cercano. De este modo, se facilita que los empleados que quieran prosigan con su actividad laboral durante el proceso de la enfermedad, así como la reincorporación tras un periodo de incapacitación laboral temporal.
Detectar es curar
La detección precoz es vital para poder superar la enfermedad. Como indica Blanca Cantos, "las campañas de detección precoz son fundamentales, como también lo es que cualquier paciente que se note un nódulo en la mama, que es la segunda causa de diagnóstico más frecuente de cáncer de mama, acuda a un médico y se haga una mamografía. En el caso de pacientes metastásicas, gracias a los avances en los últimos años, estamos consiguiendo que vivan más tiempo y en mejores condiciones".
Eso sí, Catiana Martínez Canovas recuerda que "el sistema de salud público no es homogéneo entre las comunidades autónomas. Por eso, una de nuestras principales demandas es que cualquier mujer en cualquier lugar del territorio nacional tenga el mismo acceso a tratamientos y a pruebas diagnósticas. Aunque parezca increíble, el código postal todavía sigue determinando el acceso a los tratamientos".
Por otro lado, es muy importante acudir a las citas médicas tal y como cuenta Emma Martín González, subdirectora de Servicios Generales del Grupo ATRESMEDIA, que retrasó su mamografía hasta entre tres ocasiones por asuntos laborales. "Las mujeres tendemos a echarnos todo a los hombros en todos los aspectos. Lo último que priorizamos somos nosotras. En ese periodo (durante el tratamiento) fue la primera vez que lo primero era yo. Nos tenemos que poner más veces las primeras de la lista".
Novartis ha suscrito un acuerdo con la AECC del que ha nacido el programa Ensemble Cancer
De hecho, Ana Locking, diseñadora de moda y empresaria, explica cómo durante su tratamiento tuvo que cuidar a su pareja que dio positivo en coronavirus: "Me convertí de paciente a enfermera. No me concentré en buscar ayuda para mí porque estaba más centrada en ayudar a mi pareja".
En este sentido, José Marcilla, indica cómo le preocupa que el Covid pueda retrasar las consultas. "Obviamente, hemos dirigido muchos de los recursos a tratar esta epidemia, pero al mismo tiempo no podemos dejar de lado a todas estas mujeres que han visto cómo se han retrasado consultas". A lo que añade: "hay un desafío en la humanización. La tecnología está ayudando mucho, pero tenemos que mantener la humanización de la atención al paciente oncológico". Precisamente, esa falta de calor humano es la que encontró Ana Locking, cuando acudió a su primera consulta. "La consulta con mi primer oncólogo no tardó más de 10 minutos. Ni siquiera me miró a a los ojos. Salí muy asustada y decidí pedir una segunda opinión en la que me dieron un trato más acorde a mi sensibilidad. Doy gracias por pedir una segunda opinión".
Por su parte, Mónica García Ingelmo, cree que parte de la prevención pasa por la visibilización de la enfermedad. "Hablar de ello, sin que sea tabú, puede tener muchísimo impacto, no solamente en cómo las mujeres puedan sobrellevar su enfermedad, sino también para ser conscientes de la importancia de la salud, desde un punto de vista psicosocial, de la nutrición, del deporte...".
En este aspecto, los hábitos de vida saludable son una de las mejores armas de prevención. El riesgo de padecer cáncer de mama se puede reducir realizando ejercicio físico de forma regular, evitando el sobrepeso y la obesidad tras la menopausia. De hecho, según indica la AECC, alrededor de un 30% y un 50% de los cánceres se podrían evitar con hábitos de vida saludables.
En este punto, Emma Martín González explica que le ha cambiado la vida porque "llevaba una vida muy poco saludable. Había dejado el deporte, comía fatal... Hasta que no lo pasas no sabes lo importante que es el deporte en esta enfermedad". Algo en lo que coincide Ana Locking: "Te dedicas al trabajo y te olvidas de ti. Hacía muy poco ejercicio y no escuchaba a mi cuerpo".
Ampliar el espectro
En general, el diagnóstico precoz de cáncer de mama es entre los 49 y los 69 años, y la mamografía hoy por hoy es la prueba indicada cada dos años. En otros países europeos se prorroga hasta los 75 años. "En toda Europa esto se está quedando obsoleto, ya que el único criterio que utilizamos para determinar que una mujer tiene el riesgo de cáncer de mama como para hacerse mamografías es la edad. Ahora se está investigando la individualización. Se está trabajando con modelos predictivos que miden variables como la densidad mamaria, los antecedentes de consumo hormonales, edad del primer hijo... pero también el peso, la actividad y, muy importante, los score poligénicos (SP)", indica María Herrera de la Muela.
José Marcilla: "No podemos dejar de lado a todas estas mujeres que han visto cómo se han retrasado consultas"
Los SP son conjuntos de genes que cuando están juntos parece que son capaces de discriminar muy bien el riesgo, en este caso de las mujeres, de padecer cáncer. "Vamos hacia una individualización de cribado, que cada mujer por ser ella misma pueda saber cuándo necesita la prueba, cada cuánto tiempo, qué beneficio va a obtener de ella, y qué efectos secundarios tiene", añade Herrera de la Muela.
De ahí la importancia de seguir investigando. "Debemos reimaginar la medicina para poder decodificar más de 4.000 años de historia humana como es el cáncer. El progreso que estamos viendo es increíble y las compañías tenemos que tener el coraje de seguir innovando e invirtiendo. Sueño con poder curar el cáncer algún día", concluye José Marcilla.