
Cuando el Gobierno se arrogó la capacidad de comprar todo el equipo sanitario que hacía falta en España para hacer frente a la pandemia del coronavirus no fueron pocos los que se echaron a temblar. El organismo que tiene el Ministerio de Sanidad para hacer frente a este tipo de adquisiciones es el Ingesa, un organismo esquelético que representa lo poco que queda del antiguo Insalud, cuando la sanidad no era competencia de las comunidades autónomas.
El final de esas transferencias ocurrió en 2002 y, desde entonces, el Ingesa se encarga de proveer la sanidad en las ciudades de Ceuta y Melilla y se encarga en ocasiones muy puntulaes de llevar a cabo compras centralizadas. El problema es que esas compras que lleva a cabo suelen ser con mucho tiempo de antelación (por ejemplo, la vacuna de la gripe anual) y en un mercado tan relajado que uno de los principales criterios es elegir la oferta más económica ente un abanico de proveedores.
La plantilla que tiene Ingesa para las compras centralizadas no aparece reflejada en ninguna de las memorias de Recursos Humanos que tienen publicadas pero "es muy pequeñita, no se hizo grande en ningún momento", explica Alfonso Jiménez, director del Ingesa, quien declinó entrar en más detalle. Un número aproximado lo dan antiguos altos cargos del ministerio, quienes señalan que como mucho serán 20. "Aún así me parecen muchas, creo que están contando la gente que está en servicios centrales", asegura una de las personas encargadas en elaborar el último programa sanitario del PSOE. "El problema es que el ministerio de Sanidad está así en casi todas las unidades: tecnología, cartera de servicios y farmacia, ordenación profesional... Por eso insisto en que lo que ha fallado no es el mando único sino que el mando único no estaba preparado", incide.
Fue con esta plantilla y con la escasa experiencia (y más, como cualquiera, en una pandemia) con la que el ministro de Sanidad se creyó que podía suministrar a toda España. La realidad fue tozuda y Salvador Illa rectificó días después.
Algunos resposables del Partido Popular, que también han tenido resposabilidad sanitaria, dicen que si el ministro se empeñó en esa fórmula podría haber salido bien si hubiera habido coordinación con las comunidades autónomas, "porque son ellas las que saben cómo, dónde y cuándo comprar".