Salud Bienestar

El estigma social del VIH, la principal causa del retraso en el diagnóstico

  • Los profesionales aseguran que los pacientes no creen que son seropositivos al no cumplir con el perfil asociado al virus y el personal sanitario también aplica el mismo criterio en el diagnóstico

El primer caso de Sida en España se diagnosticó en octubre de 1981. En esa época la incertidumbre era el sentimiento imperante y los casos estaban recubiertos de estigma y discriminación. Con el tiempo se ha conocido mejor esta enfermedad gracias a los avances científicos y reivindicaciones, sin embargo, las acciones del pasado siguen teniendo consecuencias a día de hoy, provocando que más de un 40% de los pacientes con VIH presenten un diagnóstico tardío.

En los ochenta, la pregunta "¿Cómo están tus células T?" - haciendo referencia a uno de los marcadores para medir el grado de infección de la patología – se convirtió en parte de las conversaciones de la población, como si hablar sobre el tiempo se tratase. Fue en 1981 cuando el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos convocó a los medios de comunicación para alertar de cinco casos de una neumonía, causada por el hongo Pneumocystis jirovecii. Un mes después, varios pacientes fueron diagnosticados de sarcoma de Kaposi, llevando a la mayoría a la muerte.

Los infectados mostraban un denominador común: su sangre contenía pocos linfocitos y practicaban sexo con hombres. La prensa comenzó a utilizar el término "peste lila" – haciendo referencia a las manchas de color violeta causadas por el sarcoma– y pronto acuñaron expresiones como "síndrome homosexual" o "cáncer gay". Cabe subrayar que los medios contaban con el respaldo de la comunidad científica, que se refería a esta epidemia como "Deficiencia Inmunitaria Relacionada con la Homosexualidad", comúnmente conocido como GRID. Un año después, su nombre se sustituyó por Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).

Más de 150.000 personas en España conviven día a día con el VIH, en concreto el 85% son hombres y el 15% mujeres. De ellas, el 7% desconoce su estado serológico. Además, más del 40% de los pacientes presentan un diagnóstico tardío. Según el miembro de la junta directiva de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida) y doctor del Hospital Infanta Leonor (Madrid), Pablo Ryan, normalmente el paciente no sospecha que pueda estar infectado a pesar de haberse expuesto a factores de riesgo y el personal sanitario tampoco supone que puede padecerlo. "El retraso de diagnóstico se ve en grupos poblacionales donde no imaginas que la persona puede tener el virus, sobre todo en sujetos heterosexuales, gente mayor o personas de otros países que la sospecha quizás es menor", explica.

De hecho, según el estudio "Creencias y actitudes de la población española hacia personas con VIH", elaborado por el Ministerio de Sanidad, en 2021, un 12,6% asociaba este virus a determinados colectivos (personas homosexuales, consumidores de drogas y trabajadores sexuales).

Cabe subrayar que este virus puede diagnosticarse a través de un análisis de sangre o saliva. Tal y como indican los expertos, primero se realiza una serología para detectar si el paciente tiene anticuerpos o no. Si la prueba da positivo significa que ha estado expuesto al virus. Entonces se pasa a hacer una analítica. Desde hace unos años existen pruebas rápidas para poder cribar a las personas que viven con VIH. Estas se pueden comprar y hacer en casa, como las del Covid 19. No obstante, posteriormente hay que confirmar los resultados con un examen de laboratorio.

En general, los casos de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) se están incrementando, sobre todo en la población masculina joven. Las razones son múltiples: Por un lado, se debe a una detección mayor de estas patologías. "En la última década ha habido un aumento del 20% de casos de gonorrea y clamidia y del 10% de sífilis. Son tasas muy altas cuando las ITS son un problema de salud pública", apunta el doctor Ryan. Además, se han reportado 2.700 nuevos pacientes infectados por VIH. "Parece que hay una tendencia descendente, pero comparado con otros países de Europa todavía estamos por encima", afirma.

Cualquier persona puede contraer VIH sin importar la edad, el nivel socioeconómico, orientación sexual, raza, etcétera. No obstante, existen una serie de factores de riesgo. Los más frecuentes son la práctica de sexo sin protección y el uso compartido de material de inyección. Además, puede transmitirse vía vertical, es decir, de madres a hijos durante el embarazo. "Se requiere de un contacto muy estrecho", dice el jefe de la Unidad de VIH-SIDA del Hospital Clinic de Barcelona, el doctor Pep Mallolas. También "padecer otra infección de transmisión sexual puede predisponer a la adquisición de la infección por VIH", apunta el miembro de la junta ejecutiva de la Coordinadora Estatal de VIH y SIDA (CESIDA), presidente de Vihsibles y paciente con VIH, el enfermero Antonio Serrano,

Por otro lado, el hecho de estar infectado con VIH provoca una mayor facilidad de desarrollar enfermedades y síntomas propios del envejecimiento humano, por ejemplo un mayor riesgo cardiovascular, de osteoporosis o fracturas óseas, entre otras. "Todas estas comorbilidades se ven algo más acentuadas en las personas con VIH siempre que no estén en tratamiento", dice el doctor Mallolas. No obstante, "gracias al tratamiento, los pacientes han dejado de tener comorbilidades de enfermedades oportunistas que antes se relacionaban con este virus, a tener las propias de las personas sin VIH", añade el miembro de la junta directiva de Seisida.

El reto de la cura

"Es gracioso porque los únicos momentos en que pienso en VIH son cuando tengo que tomar medicamentos", decía el actor Charlie Sheen. A día de hoy, la infección por VIH no tiene cura, aunque sí que se disponen de fármacos eficaces para frenar su paso. Se trata de una pastilla que el paciente tiene que tomar diariamente. "Los medicamentos actuales son muy potentes, sencillos de tomar y con una eficacia que es superior al 95%", afirma el doctor Pep Mallolas. También hay tratamientos para la profilaxis prexposición, es decir, para reducir las posibilidades de contraer el virus.

Asimismo, las últimas innovaciones en terapias viene de la mano de antirretrovirales en forma de inyectable. "Las personas que lo reciben acuden cada dos meses a consulta para tomar el tratamiento vía intramuscular", explica Antonio Serrano. "En España este año se ha empezado a ofrecer este tipo de terapias a las personas con VIH", añade el doctor Pablo Ryan. Además, la terapia inyectable para la profilaxis prexposición llegará en un futuro, según los expertos.

También se ha avanzado en el campo del diagnóstico. "Las nuevas generaciones de kits han reducido hasta los 15 días el tiempo entre la posible infección por VIH y cuando la prueba sería capaz de detectarlo", dice Serrano.

El Sida ha sido (y en muchos lugares sigue siendo) un tema tabú. En los primeros casos hubo mucho estigma y discriminación hacia las personas que vivían su día a día con esta enfermedad. Con el tiempo se ha ido conociendo mejor la infección gracias a los avances y las reivindicaciones de los pacientes. Sin embargo, todavía quedan batallas que ganar.

Por un lado, se deben seguir impulsando medidas eficaces para disminuir la incidencia. "Parece que está descendiendo, pero todavía hay muchos casos en España", afirma el doctor del Hospital Infanta Leonor. Otro de los retos es obtener un antirretroviral inyectable que se administre cada seis meses o un año. Pero el reto más importante es desarrollar "esquemas de tratamiento que eliminen el reservorio de virus de esa persona y, en definitiva, erradiquemos el virus del Sida en la persona infectada Hace pocos años parecía ciencia ficción, pero afortunadamente ahora empezamos a tener esquemas de tratamiento desde el punto de vista de investigación", indica jefe de la Unidad de VIH – SIDA del Hospital Clinic de Barcelona.

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