Uno de los mayores retos que tienen las compañías farmacéuticas es optimizar los procesos de investigación y desarrollo para no desperdiciar inversiones en moléculas que acaban fallando. De hecho, según los datos de la consultora Iqvia, la tasa de éxito media del sector se sitúa en el 10%, es decir, nueve de cada diez tratamientos fracasa en su recorrido hacia el mercado. Sin embargo, siempre hay oasis y uno de ellos lo representa PharmaMar. La compañía, tal y como aseguró a sus accionistas en su última junta, tiene una tasa del 37,5%, prácticamente el cuádruple de la media mencionada.
La empresa presidida por José María Fernández Sousa-Faro tiene en estos momentos tres medicamentos en el mercado: Yondelis, Zepzelca y Aplidin. El segundo aún está a expensas de una aprobación total en Estados Unidos y de la autorización en Europa, pero la compañía invertirá unos 150 millones en los próximos dos años para apuntalar su entrada a los mercados. El tercero está aprobado en Australia.
Además, en cartera tiene tres moléculas que se encuentran entre las Fases I y II. El ensayo más avanzado de estas moléculas es el de PM 14 en tumores sólidos. El diseño del estudio está basado en la terapia en solitario, por lo que de llegar a buen puerto se convertirá en un gran activo para la farmacéutica afincada en Madrid.
Pero mientras llegan las moléculas y los ensayos clínicos dan sus frutos, PharmaMar también tiene en mente acometer operaciones. La intención de la compañía es peinar el mercado para encontrar un medicamento por debajo del radar de los gigantes farmacéuticos, es decir, con rangos de ventas de entre 60 y 180 millones de euros. La condición que también se marca la compañía es que sea un fármaco del negocio principal del grupo, es decir, oncológico. La compañía podría incluso tirar de deuda parte de la operación tras haberla reducido a la mitad desde 2016.
Por otro lado, la filial de Pharmamar, Sylentis, puede dar buenas noticias en el medio plazo. La firma ultima el desarrollo de un medicamento oftalmológico que podrá dar un impulso a los ingresos generales de grupo. La fecha que se marcan los directivos de la farmacéutica es el año que viene y será un fármaco que competirá con grandes multinacionales, como pueden ser Novartis o Bayer. Esta filial es la que queda en el grupo madrileño desde que hace unos meses anunciara que echaba el cierre de Genómica, la subsidiraria de diagnóstico.
La caja de PharmaMar, además, está pendiente de ir recibiendo el dinero que resta de su contrato de licencia con Jazz Pharmaceutical por Zepzelca. Según confirman fuentes de la compañía, restan por recibir 700 millones que están ligados tanto a hitos regulatorios (como la aprobación total en Estados Unidos) como a otros comerciales. hasta la fecha se han recibido casi 300 millones.