Salud

Un grupo de expertos pide acabar con la mascarilla en su último reducto: los espacios sanitarios

Imagen de iStock

Gracias a la mejora de la situación pandémica, y sobre todo a cómo esta se ha sostenido en el tiempo, el pasado mes de febrero España dijo adiós a las mascarillas en el transporte público. Y con esta medida, casi de manera simbólica se certificó el comienzo del fin de la pandemia.

Sin embargo, y pese a que a muchos se les haya olvidado, la mascarilla sigue siendo de uso obligatorio en determinados establecimientos y centros sociosanitarios, como centros de salud, farmacias u hospitales. Y así hemos convivido sin apenas hablar de coronavirus durante estos (aproximadamente) dos meses y medio.

Esta situación de aparente normalidad (en lo que a la covid se refiere) podría pasar de página y aventurarse en un nuevo capítulo; una nueva etapa, propiciada por los buenos datos sanitarios, en la que se reclame el fin de la mascarilla en este último reducto.

Otro virus más 

Quien parece haber dado el pistoletazo de salida en este debate ha sido un grupo de ocho epidemiólogos y expertos en enfermedades infecciosas, quienes han publicado un comentario en la revista Annals of Internal Medicine. En él, sus autores afirman que ha llegado la hora de acabar con las mascarillas en los centros sanitarios.

"El contexto y las condiciones de la pandemia han cambiado de forma drástica y favorable desde que se adoptó inicialmente como requisito el uso de la mascarilla en la atención médica, y las políticas de salud pública, en respuesta, también deben adaptarse", expresa el artículo.

Según explican los autores en una no muy extensa revisión cronológica del empleo de la mascarilla, el uso de los cubrebocas fue justificable para reducir el riesgo de transmisión entre trabajadores sanitarios, pacientes y visitantes. Fue, junto con la adopción de otras medidas, como "la restricción del acceso a las instalaciones, el uso del trabajo remoto, la detección de síntomas, las pruebas asintomáticas y la expansión de la telemedicina", una medida "apropiada y ampliamente aceptada durante la respuesta temprana a la pandemia, dado nuestro conocimiento limitado sobre el patógeno y la falta de opciones preventivas y terapéuticas". Sin embargo, los autores explican que el uso de la mascarilla ha conllevado ciertos problemas, principalmente sobre la comunicación verbal y no verbal.

Con el paso del tiempo la situación ha mejorado sustancialmente, gracias a diversos factores como el amplio acceso a las pruebas diagnósticas, la inmunidad que han brindado las vacunas y las infecciones previas, o la evolución hacia variantes menos virulentas. "El SARS-CoV-2 ha pasado a una fase más estable, durante la cual la elección y la intensidad de los esfuerzos de mitigación deben ser acordes con el riesgo y alinearse con las estrategias de gestión de otros patógenos endémicos", expone el artículo.

En este contexto, los autores consideran que "ha llegado el momento de manejar el SARS-CoV-2 como generalmente manejamos otros virus respiratorios endémicos en entornos de atención médica". En consecuencia, el artículo concluye que, "en reconocimiento de estos logros, ha llegado el momento de desimplementar políticas que no son apropiadas para un patógeno endémico cuando los beneficios esperados de tales políticas son bajos. El enmascaramiento universal en el cuidado de la salud es una política cuyo tiempo llegó y se fue... por ahora".

Educar en su uso para el futuro

No obstante, y en relación a ese último "por ahora", los autores explican que el uso de la mascarilla en futuros brotes localizados o pandemias puede estar justificado como parte de respuestas para prevenir infecciones. Así, consideran "esencial" que tanto sanitarios, como pacientes como el resto de la sociedad esté educada para adoptar esta medida cuando sea necesario.

Del mismo modo, creen que su uso de debe normalizar en determinadas situaciones, como cuando el personal sanitario realice actividades que generen salpicaduras o aerosoles en la cara, (independientemente de los síntomas del paciente), o cuando los pacientes presenten síntomas compatibles con virus respiratorios.

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