
La llegada de la primavera trae consigo cambios en el organismo que favorecen la aparición de alergias y el aumento de la fatiga. La astenia primaveral es un trastorno o sensación de fatiga y cansancio asociado al cambio de estación. Actualmente, afecta a casi dos millones de españoles, según datos ofrecidos por Statista. Si se hace un análisis por rangos de edad, los niños y los ancianos son más sensibles a estos cambios ambientales de estación que las personas adultas de mediana edad, de acuerdo a los datos ofrecidos por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Este trastorno no sobrepasa las dos semanas de duración, pero las personas que lo padecen pueden presentar síntomas como la fatiga, la somnolencia diurna, la dificultad en la concentración, la falta de apetito, el aturdimiento, mal humor o tristeza. Dichas sensaciones persisten hasta que el cuerpo logra adaptarse a la nueva estación. Las personas alérgicas al polen pueden ser más sensibles, por lo que se recomienda acceder a la medicación de prevención en caso de padecer alguna reacción alérgica.
En cuanto a si la astenia primaveral es más prevalente en hombres que en mujeres, los expertos recalcan que no está del todo claro. "No está claro que los hombres padezcan más esta sintomatología que las mujeres. No obstante, algunos estudios afirman que hay una mayor prevalencia en hombres que en mujeres, un 56% en hombres frente a un 44% mujeres", afirma Santiago Taboada Rivas, miembro del Grupo de Residentes y Jóvenes Especialistas de la SEMG.
La astenia primaveral no está considerada como patología como tal. Este hecho está detrás de que no exista medicación o tratamiento alguno para combatirla. Algunos factores como el cambio de horario, el aumento de temperatura, los cambios de presión atmosférica y humedad, las horas de luz o la alergia al polen provocan en el organismo un proceso de adaptación al medio.
Aunque no existe tratamiento médico específico para combatir este trastorno, la adopción de una serie de hábitos saludables podría reducir la posibilidad de padecer fatiga primaveral. Los expertos coinciden en que la adopción de hábitos saludables es clave para combatir la astenia. Por esta razón, recomiendan anticiparse al cambio de horario con el objetivo de adaptar gradualmente la rutina diaria a la nueva hora.
Otro de los consejos reside en llevar un horario regular del sueño y de comidas. Esto significa que es importante reducir el consumo de alimentos calóricos e incrementar el de frutas y verduras. Desayunar fuerte y cenar ligero es otra de las claves. Los expertos resaltan que no es necesario un aporte de vitaminas si se sigue una correcta alimentación que incluya una abundante hidratación. La realización de ejercicio físico de forma moderada también es clave.
Alergias primaverales
Las alergias son otra constante de la primavera. Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), más de ocho millones de españoles son alérgicos al polen (casi el 20% de la población). Algunos de los signos más comunes de la alergia estacional son el picor en la piel y los ojos, estornudos o nariz que gotea, tos y picor en la garganta, así como silbido en el pecho.
Las plantas liberan granos microscópicos de polen al aire durante su época de polinización. Estos granos se pueden desplazar a kilómetros de distancia por el viento, pudiendo causar síntomas en los ojos, vías respiratorias y piel de los pacientes alérgicos. Cada planta tiene una época de polinización, pero en la mayoría de las especies coincide con la primavera. En los días de viento, secos y soleados hay más polen ambiental, mientras que su concentración disminuye en los días húmedos o de lluvia.