El brote de salmonelosis detectado en el famoso establecimiento conocido por sus tortillas, Casa Dani, y que ha llevado a Sanidad a cerrar sus puertas, vuelve a poner el foco en una de las infecciones de transmisión alimentaria más comunes. La salmonelosis está causada por la bacteria salmonella y es segunda zoonosis de transmisión alimentaria más notificada en humanos y la primera causa de brotes alimentarios en la UE y en países no pertenecientes a la UE, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Según los últimos datos disponibles, en España se notificaron 3.536 casos de salmonelosis en humanos en el año 2020. Pero esta cifra podría variar como consecuencia de la pandemia, ya que tuvo un impacto en el nivel de notificación. La principal fuente de infección para el hombre es el consumo de agua o alimentos contaminados. Los huevos y productos a base de huevo crudo o poco cocinados, carne cruda o poco cocinada, especialmente de aves de corral, así como leche y productos lácteos no sometidos a tratamientos que eliminen a salmonella; agua contaminada, frutas y hortalizas crudas, son los alimentos más frecuentes asociados a la salmonelosis.
La transmisión fecal-oral de una persona a otra se produce cuando hay deficiencias en la higiene de las manos por parte de una persona infectada que contamina los alimentos al manipularlos. Generalmente se caracteriza por la aparición brusca de fiebre, dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, cefalea, mialgias y otros síntomas sistémicos. Los síntomas duran entre 2 y 7 días y suelen aparecer de 12 a 36 horas después de la ingesta de alimentos contaminados con Salmonella.
En la mayor parte de los casos, los síntomas de salmonelosis son relativamente leves y los pacientes se recuperan sin tratamiento específico. Sin embargo, en niños pequeños y en ancianos, la deshidratación causada por la enfermedad puede ser grave y poner en peligro la vida. En el 5% de los casos se notifica una infección sistémica como consecuencia de las complicaciones, siendo más frecuente en pacientes inmunodeprimidos, pudiendo cursar con meningitis, encefalopatía, endocarditis, neumonía, abscesos, osteomielitis, celulitis o artritis.
Medidas de prevención
Existen unas medidas de prevención que el consumidor puede adoptar para evitar la aparición de la salmonelosis. En primer lugar, los expertos recomiendan lavarse las manos con jabón y agua caliente, antes y después de manipular los alimentos, tras contactar con cualquier material sucio (pañales, residuos, animales) y especialmente después de usar el cuarto de baño. Otra de las medidas estrella es proceder a cocinar completamente los alimentos de origen animal antes de su consumo, a la vez que, tras el cocinado, los alimentos deben conservarse en refrigeración si no se van a consumir inmediatamente. En el caso de los huevos, desde AESAN explican que es importante no lavarlos, ya que, si se hace, se puede transferir la salmonella del exterior de la cáscara al interior.