Salud

La doble cara de la dureza mental: capacidad de resistencia o sumirse en la desconfianza

  • Expertos en psicología piden combinar exigencia, criticismo y compasión
  • Alertan de los efectos negativos de llevar la dureza mental al extremo
  • Ofrecen varias pautas para ayudar a la gente a no 'fustigarse'
Foto: Dreamstime.
Madrid

La dureza mental, al contrario de lo que muchos puedan pensar, no implica ser capaz de acertar siempre, sino superar todas las adversidades. La determinación que resulta de desarrollar esta cualidad ayuda a crecer personalmente, a construir una habilidad para vencer otras adversidades, aprendiendo en cada error cometido.

Pero esta capacidad de resistencia tiene también una parte negativa, y que puede actuar contra uno mismo. Y es que se dan muchos escenarios en los que la persona cambia un criticismo constructivo por otro tóxico, en el que la persona se obsesiona y reprende en exceso por sus errores, aun intentando motivarse.

La espiral que nace de un pensamiento

El psicólogo Ethan Kross habla de la espiral negativa que se puede formar en la cabeza de una persona, ilustrando con un ejemplo del mundo del deporte. Se trata de un atleta estancado en un mal momento deportivo. "Una vez empiezas a pensar: '¿Estoy golpeando bien con la raqueta? ¿La estoy agarrando mal?'... todo se viene abajo, lo que lleva a un rendimiento pobre", comenta. En el ámbito laboral, puede que el empleado que no cumpla con ciertas tareas empiece a achacarse a sí mismo que no es suficiente para ser ascendido. Esa negatividad crea duda de las propias capacidades, lo que incluso puede distraer al trabajador a la hora de alcanzar sus próximas metas.

Kross añade que la forma de equilibrar esta dureza hacia uno mismo es añadiendo compasión, o asimilando que uno siempre tiene capacidad para mejorar. Un estudio sistémico realizado en julio por el periódico Fronteras en Psicología encontró ciertas conexiones entre la autocompasión y la dureza mental. Y es que el trabajo afirma que las personas que junten ambas cualidades serán las que más tiendan a recuperarse de sus errores, pérdidas o lesiones.

Así, estas son las seis formas que proponen varios expertos en psicología para tomar el control de la voz interior, y utilizarla en beneficio de una mayor productividad y confianza.

Evaluar las necesidades

De acuerdo con la psicóloga deportiva Céline Kosirnik, esas conversaciones negativas con uno mismo muestran el deseo de motivarse. Ella le dice a los atletas que pasan por malos momentos: ¿Crees que no rindes porque eres vago? ¿Estás cansado, estresado o preocupado por algo más y necesitas confianza?

Atender a las necesidades propias, entenderse a uno mismo, no es signo de debilidad sino de autoconfianza, tal y como explica Kosirnik.

Haz tareas simples si la voz persiste

Para Kross, esta voz es una "preocupación negativa y perseverante" que puede fácilmente distraer de la realidad. Ello resta productividad a la persona y, en ciertos casos, esta ni siquiera se da cuenta de que lo experimenta.

"Si alguna vez has tenido la experiencia de intentar leer varias páginas de un libro, y de no recordar nada de lo que acabas de leer, entonces estás claramente preocupado o rumiando sobre otra cosa". Aquí el experto pide realizar labores mundanas como limpiar la habitación o lavar los platos, para sí recuperar el control sobre lo que se está pensando.

Hablarse en tercera persona

Pero es posible eliminar esa voz que rumia en la cabeza, aunque tampoco sea algo que tenga que hacerse, pues Kross asegura que la misma puede ayudar a uno mismo a motivarse y aprender de los fallos. Si estos pensamientos se llenan de dudas, el experto aconseja utilizar el amor propio para neutralizarlo. Incluso, dice que referirse a uno mismo en tercera persona crea una distancia que puede resultar positiva.

"Animarse a uno mismo como un exigente entrenador es también útil. No se trata de decirse 'Todo va a estar bien, eres único', sino '¡Compórtate como es debido, no vas a fallar!", prosigue.

Ver los obstáculos como desafíos

Siempre que uno se suma en situaciones estresantes, Kross pide preguntarse dos cosas: "'¿Qué se me pide? ¿Tengo las habilidades y recursos para llevarlo a cabo?'". Y si una persona asume que algo va a ser muy difícil, el experto dice que entonces realmente será así para ella

Lo que se debe hacer, en vez de eso, es apoyarse en los puntos fuertes para ver si estos ayudan a alcanzar una solución. "Pensar en las circunstancias como un desafío puede ser un gran antídoto. Si se piensa y asume que se va a conseguir, entonces no solo se rendirá mejor, sino que además la respuesta fisiológica que se va a experimentar será positiva".

Auto compasión para combatir las dudas

La investigación llevada a cabo por Kosirnik indica que la compasión es el mejor remedio contra las dudas hacia uno mismo. Pero la psicóloga admite las dificultades de convencer a las personas con esta mentalidad para que sean más amables hacia sí mismos. Y es que la idea de la compasión en sí misma hace desconfiar a ciertos individuos, según Kosirnik.

Pero ella explica a sus clientes que esa compasión no equivale a ser demasiado positivo, sino que puede ayudar a identificar si la persona necesita más confianza o motivación. "Debes tener el juicio correcto en cada situación específica para darte cuenta de lo que necesitas", explica Kosirnik.

Permitir el criticismo sano

Por su parte, Kross señala que no todas esas conversaciones para repasar los errores tienen por qué ser malas. En caso de ser parte de una actitud constructiva,  pueden ayudar a aprender de los fallos, sin llegar a causar una obsesión que perjudique a la autoestima", comenta.

"La habilidad para ser crítico con uno mismo en pequeñas dosis, como para reconocer cuando se mete la pata, es en realidad útil para mi a la hora de identificar dónde erro. Las emociones tienen una poderosa función en nuestras vidas, y por eso el ser humano ha evolucionado para albergarlas", explica Ethan Kross.

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