
La congelación de óvulos es una alternativa a la que acuden muchas mujeres que no están listas para la maternidad, pero desean tener hijos en un futuro. Según el Instituto Nacional de Estadística, la media de edad de la población femenina que dio a luz a su primer hijo en España fue de 32 años el año pasado. No obstante, al igual que pasa con las hipotecas, antes de lanzarse a comprar una casa hay que leer bien la letra pequeña y saber cuáles son los puntos del contrato. España es uno de los países líderes de Europa en este tipo de tratamientos.
España es uno de los países donde resulta más barato la congelación de óvulos con un precio medio que oscila entre los 2.000 y 4.000 euros ya que cada clínica tiene unos precios establecidos. No obstante, la cantidad a desembolsar aumenta a partir del quinto año de conservación. Generalmente hay que pagar una tasa de mantenimiento que puede rondar entre los 200 y 300 euros. Además, un estudio realizado por el Centro de Reproducción Asistida de Bruselas indica que solo el 7,6% de las mujeres europeas que han congelado sus óvulos los han utilizado.
El número de mujeres que acuden a la congelación de óvulos se ha duplicado con creces desde 2013. La Sociedad Española de Fertilidad indica que esta práctica está en alza en España. Incluso, en algunos países empresas como Apple, Facebook y Google ofrecen este procedimiento a sus empleados. En 2017, última fecha de la que hay datos registrados, se llevaron a cabo 4.000 vitrificaciones en el país.
El proceso de congelar óvulos es igual al de la primer fase de una fecundación in vitro. El tiempo de tratamiento ronda entre las dos y tres semanas. "Se inicia con el uso de hormonas inyectadas durante diez días y ecografías para controlar el crecimiento de los folículos, es decir, las "bolsitas que contienen los óvulos. Se genera un número de óvulos elevado para su posterior congelación", explica la doctora de HM Fertility Center (división de fertilidad del grupo hospitalario HM Hospitales), Marta Sánchez Dehesa. "A los diez días, por vía vaginal y con una sedación suave, pinchamos esos folículos para recuperar los óvulos", sigue diciendo.
El perfil de la paciente que suele llevar a cabo esta práctica es una mujer por encima de los 35 años en la mayoría de los casos ya que son las que ven que aún no es el momento de ser madres, pero sí que sus óvulos van envejeciendo y se va acabando el tiempo, según la doctora. No obstante, la edad ideal para realizar este tipo de tratamiento "es por debajo de los 35. Entre los 20 y los 30 años es donde la mujer tiene mejor calidad en sus óvulos".
La probabilidad de éxito depende de la edad de la paciente ya que la calidad de los óvulos se deteriora a medida que se envejece; y el número de óvulos recuperados. "Si conseguimos unos 14 o 16 ovocitos las posibilidades son elevadas", indica la doctora. Todas las mujeres nacen con dos millones de óvulos que se van reduciendo con la edad. Entre los 25 y 31 años ya solo quedan 75.000 y a partir de los 39 tan solo 10.000, según los expertos.
Los óvulos congelados no tienen fecha de caducidad, aunque muchos países establecen un máximo de tiempo durante el cual pueden almacenarse. Según la Ley 14/2006 de 26 de mayo, estos podrían mantenerse vitrificados hasta la víspera del 51 cumpleaños de su propietaria. Ya sea porque la propietaria de los gametos se quede encinta de forma natural o porque, con el paso del tiempo, decida no utilizarlos para si misma y se negara a donarlos, la preservación podría prorrogarse un tiempo limitado. Además, los posibles destinos que podrán darse a los ovocitos son para la utilización por la propia mujer o su cónyuge y la donación con fines reproductivos o con fines de investigación.
La mayoría de los ciclos de congelación de óvulos se llevan a cabo en las clínicas privadas. "La opción de vitrificar óvulos en la seguridad social depende de cada comunidad autónoma y se contempla la preservación solo en casos justificados como el oncológico o fallo ovárico prematuro", explica la doctora. Si el proceso se realiza por deseo de la paciente, se hace en el sector privado.
Una posibilidad de tener hijos para las pacientes con cáncer
La American Cancer Society indica que la cirugía o tratamiento del cáncer puede afectar más a la fertilidad que el propio cáncer en si mismo. Si la operación se practica cerca de un órgano reproductivo, abdominal o pélvico, o del sistema nervioso puede afectar a la mujer a la hora de ser madre. En cuanto a la radioterapia, si la radiación se dirige hacia o alrededor de los órganos reproductivos también puede verse afectada. Lo mismo pasa con la quimioterapia, cuánta más alta sea la dosis de fármacos quimioterapéuticos más riesgo hay de que se perjudique la fertilidad. En la mitad de los casos, la mujer pude recuperar su capacidad reproductiva de forma natural, tras el tratamiento, pero no siempre es así y por eso es importante, según los expertos, que la paciente desea ser madre en un futuro y ser informada de las opciones que existen.
Los avances tecnológicos que se han llevado a cabo durante los últimos años hacen realidad esta técnica. El paso de la congelación clásica a la vitrificación es la principal novedad. Se trata de un proceso de ultracongelación a -200 grados aproximadamente que evita la formación de cristales en el interior de las células. "Dichos cristales son los responsables de que las células se dañen al congelarlos de forma lenta", indica la doctora.