La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica el sedentarismo como un grave problema de salud en los niños y jóvenes de 5 a 17 años. La máxima autoridad sanitaria estima que las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen un riesgo de muerte entre un 20% y un 30% mayor en comparación con las personas que alcanzan un nivel suficiente de actividad física. A nivel global, cada año podrían evitarse entre cuatro y cinco millones de muertes si todas las personas se mantuvieran más activas físicamente.
La inactividad física es uno de los desencadenantes principales de la obesidad infantil. Esta constituye uno de los retos sanitarios del siglo XXI. En Europa, los datos más recientes ofrecidos por los países participantes en la Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil (COSI) estipulan que 1 de cada 3 niños vive con sobrepeso u obesidad. La Asociación Española de Pediatría (AEP) advierte que esta problemática se ha agravado durante y después del confinamiento por la pandemia de Covid-19 a causa del aumento del sedentarismo.
La última Encuesta de Salud Nacional de España, publicada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, refleja que el porcentaje de niños de entre 5 y 14 años que no realizan ninguna actividad física es del 12%, mientras que de los 15 a los 24 años aumenta hasta un 45%. Los pediatras españoles advierten del creciente problema de sedentarismo de los niños y adolescentes y aconsejan realizar un mínimo de 60 minutos diarios de ejercicio físico.
"La pandemia de Covid-19 limitó a los niños que querían hacer ejercicio físico por diversas suspensiones que favorecieron la aparición de hábitos perniciosos. En algunos recreos de colegios no se permitía ni jugar", señala Julio Álvarez-Pitti, pediatra coordinador del Comité de Promoción de la Salud de la AEP e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).
Los niños sedentarios son más propensos a sufrir mayor adiposidad, peor salud cardiometabólica, forma física y comportamiento y menor duración del sueño. Por este motivo, es muy importante que limiten el tiempo que dedican a actividades sedentarias, especialmente el tiempo de ocio que pasan delante de una pantalla.
Este 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud bajo el lema "Nuestro planeta, nuestra salud". No menos importante son las desigualdades provocadas por las rentas económicas dentro de la sociedad. Como ejemplo práctico, en la actualidad, se ha constatado que la obesidad infantil es un problema que aumenta en países con ingresos bajos y medianos, en particular en los entornos urbanos. Como resultado, está aumentando la prevalencia del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas, a la vez que persisten la desnutrición y las deficiencias de micronutrientes, según informa la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Otra derivada de la renta per cápita es el nivel educativo que se le asocia. Numerosos estudios han puesto en evidencia que los bajos niveles de educación están estrechamente relacionados con una mala alimentación. En nuestro país, el estudio Aladino 2019, realizado por el Ministerio de Consumo, reveló que el 23,2% de niños y niñas (6-9 años) de familias con rentas inferiores a 18.000 euros brutos anuales sufría obesidad. La cifra cayó al 11,9% en familias con rentas superiores a 30.000 euros.
Según indica la OMS, para reducir el sobrepeso y la obesidad infantil sería conveniente limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos; y, realizar una actividad física periódica de 60 minutos diarios a lo largo de la semana.