Salud

Los múltiples beneficios de la nutrición inteligente

En muchas ocasiones, el acelerado ritmo de nuestras rutinas diarias amenaza -con alejarnos de una alimentación sana y equilibrada, pero no se debe perder de vista- que una nutrición correcta tiene efectos positivos directos sobre nuestro organismo.

No cabe duda de que la alimentación es un pilar crucial para el crecimiento y desarrollo de cualquier ser humano. Además, se trata de una de las necesidades fisiológicas con mayor dimensión social y ello se plasma, precisamente, en la costumbre que hemos adquirido como sociedad de ir transmitiendo hábitos alimentarios generación tras generación. Muchos de ellos provienen de grupos tradicionales como la familia o la comunidad en la que cada persona crezca, pero otros muchos tienen otro origen, como los medios de comunicación, el entorno educativo, etc.

Además, en el caso español en concreto, casi cualquier celebración o evento entra en relación con la ingesta de alimentos. Como indican desde el portal Estilos de vida saludable, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, "en la actualidad, cuando se define la Dieta Mediterránea, no se habla sólo de los alimentos que la caracterizan, sino también de la socialización. El hecho de cocinar y sentarse alrededor de la mesa en compañía proporciona un sentido de comunidad; compartir una comida es una buena manera de relajarse y estrechar las relaciones sociales". Por todo ello, en la cultura mediterránea y, en particular, en la española, la alimentación alcanza así una dimensión mayor, cumpliendo una función sociocultural insustituible.

Hoy en día, que el sector de la alimentación vive una increíble transformación con la irrupción de nuevas prácticas y tendencias, los expertos en esta materia abogan más que nunca por una alimentación saludable, fundamentada en el poder terapéutico de los alimentos y en su habilidad para proteger frente a aquellas enfermedades o trastornos predispuestos genéticamente; ello es lo que los especialistas en este campo conocen como nutrición inteligente. En muchas ocasiones, el acelerado ritmo de nuestras rutinas diarias amenaza con alejarnos de una alimentación sana y equilibrada, pero no se debe perder de vista que una nutrición correcta tiene efectos positivos directos sobre nuestro organismo.

En este sentido, según la guía de Alimentación Saludable, de la FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), "tener una alimentación saludable significa elegir una alimentación que aporte todos los nutrientes esenciales y la energía que cada persona necesita para mantenerse sana. Una buena alimentación previene enfermedades como la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la anemia, la osteoporosis y algunos cánceres".

De hecho, según se desprende del informe Viaje al Centro de la Alimentación que nos enferma -elaborado por la Asociación VSF Justicia Alimentaria Global y difundido en 2016, coincidiendo con la presentación de la campaña Dame veneno-, "el consumo de alimentos procesados con exceso de azúcares añadidos, sal y grasas es el primer factor de pérdida de salud y causa de enfermedades como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer". Llegados a este punto, conviene matizar el concepto de alimentos ultraprocesados, que son aquellos que se elaboran a base de aceites vegetales refinados, harinas refinadas, grasas, sal, azúcar, aditivos, conservantes, etc. -algunos ejemplos de ultraprocesados serían los alimentos precocinados, la bollería, las bebidas azucaradas, entre otros-.

Al hilo de lo anterior, según un estudio realizado en la Universidad Sorbona de París y publicado recientemente en la revista médica British Medical Journal -con el título en inglés de Consumption of ultra-processed foods and cancer risk: results from NutriNet-Santé prospective cohort-, la ingesta de alimentos ultraprocesados se asocia con un mayor riesgo de padecer un cáncer.

De hecho, una de las principales conclusiones de este estudio -realizado con una muestra de 105.000 personas a las que se le ha hecho un seguimiento durante cinco años- revela que un incremento de la ingesta de este tipo de alimentos en torno a un 10% se asocia con un aumento significativo de más del 10% de riesgo de sufrir un cáncer general y de mama.

Por ello, son muchos los especialistas en esta materia que recomiendan evitar el consumo de estos alimentos ultraprocesados. En esta misma línea, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), hasta el 40% de los cánceres se podrían evitar adoptando hábitos de vida saludables, siendo el tabaco el responsable del 33% de los tumores; el alcohol, responsable del 12%; o la obesidad, que provoca uno de cada 20 cánceres.

No obstante, no sólo se trata de prestar atención a los propios alimentos que se ingieren, sino también a la forma en la que se cocinan. Así, dentro de todas las opciones existentes, cocinar los alimentos al vapor, al horno, a la plancha o tomarlos cocidos tiene muchos más beneficios que si se toman fritos.

Sin embargo, en este último caso, es muy recomendable utilizar una plancha con poco aceite, que siempre será una mejor opción que freírlos y rebozarlos en grandes cantidades de aceite.

El deporte, el mejor aliado

El deporte es, sin duda, el mejor complemento a una nutrición saludable. Son muchos los expertos y estudios que defienden los beneficios que conlleva practicar deporte regularmente. No es sólo una herramienta que ayuda a la pérdida de peso, sino que, como indica el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, "la actividad física es esencial para el mantenimiento y mejora de la salud y la prevención de las enfermedades, y contribuye a la prolongación de la vida y a mejorar su calidad, a través de beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales, que han sido avalados por investigaciones científicas".

Y si hay una etapa en la que esta actividad es aún más relevante, ésa es la infancia y adolescencia; épocas donde evitar el senderismo es clave para lograr una salud óptima y para gestar un estilo de vida activo que perdure para siempre.

De este modo, se podrá revertir lo que los expertos han denominado como transición nutricional, que según la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, elaborada por el Ministerio de Salud de Argentina, es la reducción del consumo de alimentos saludables, como frutas o verduras, unido al aumento del consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas. Una situación que se lleva detectando desde hace varias décadas.

Por todo ello, es clave tener una rutina diaria que aglutine una alimentación saludable y actividad física. Comenzar a hacer pequeñas modificaciones en nuestra dieta no es difícil y, poco a poco, se puede percibir su beneficio, hasta lograr con el paso del tiempo que esos hábitos saludables, unidos a la práctica de actividad física, formen nuestro estilo de vida.

No obstante, para lograrlo se requiere el pleno compromiso de las distintas Administraciones para que se impulsen políticas y planes contra los malos hábitos y la obesidad, de forma que se consiga revertir la situación que se vive actualmente en nuestro país, que ocupa el segundo puesto en Europa con más casos de obesidad y con el 16,5% de la población sufriendo obesidad, según el estudio Obesity Update.

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