Salud

El traslado de la oficina a casa también entraña riesgos laborales

  • La flexibilidad tiene contrapartidas en el sedentarismo y la poca desconexión
  • Los accidentes de trabajo con baja en España cayeron un 23,6% en 2020
Imagen: Dreamstime.
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Desde, al menos, marzo de 2020, la emergencia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha trastocado casi todas las facetas de la vida en sociedad. En el plano económico, la necesidad de reducir al mínimo la propagación del virus exigió, entre otras medidas, el cierre de escuelas, la suspensión de vuelos, el cese de grandes reuniones y el cierre de lugares de trabajo, creando de un día para otro pequeñas oficinas -muchas veces improvisadas- en millones de hogares.

La extensión del trabajo a domicilio en amplias capas de la población plantea nuevas preguntas en el ámbito de la salud laboral, que no solo afectan a las actividades, llamadas de oficina. Como señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT), esta modalidad abarca el trabajo industrial a domicilio -es decir, la producción industrial o artesanal de bienes en casa-; el teletrabajo -el de aquellos empleados que usan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para realizar sus cometidos a distancia-, y el trabajo en plataformas digitales -aquellas personas que desempeñan su labor en el sector servicios, por ejemplo, tramitación de reclamaciones de seguros, edición de textos o inscripción de datos a los efectos de formación de sistemas de inteligencia artificial (IA)-.

La OIT estima que en 2019 había en el mundo unos 260 millones de trabajadores basados en el domicilio, lo que representa el 7,9% del empleo mundial. El 56% de estos trabajadores eran mujeres. A lo largo de los primeros meses de la pandemia de Covid-19, en 2020, en torno a uno de cada cinco trabajadores realizó su labor a domicilio. En la Unión Europea (contando a Reino Unido), se estima que un promedio del 17% de empleados participa en el teletrabajo o trabajo móvil. Se prevé que las cifras para el conjunto de 2020 serán sustancialmente mayores.

Trabajar desde casa presenta algunas ventajas incontrovertibles, como la flexibilidad de horarios. La OIT señala, de hecho, que los trabajadores a domicilio trabajan en promedio menos horas al día que los que trabajan fuera de casa... pero sus horas son más inciertas. Así, el beneficio de la flexibilidad puede convertirse rápidamente en desventaja con el "desdibujamiento de las líneas divisorias entre el tiempo de trabajo y el tiempo personal y familiar".

El 38% de las personas que teletrabajan dicen hacer horas extras

La OIT apunta también evidencias de que los empleados que los trabajadores a domicilio están haciendo horas extras: el 38% por ciento de los encuestados dijo que es más probable que trabajen más horas, según un estudio reciente, mientras que uno de cada cuatro trabajadores que trabaja desde su casa como resultado de la pandemia afirma que debe utilizar su tiempo libre para satisfacer las exigencias del trabajo.

Desde el punto de vista de la salud, la necesidad de configurar la oficina en casa plantea problemas concretos. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA, por sus siglas en inglés) apunta algunas desventajas concretas, a saber: tener que lidiar con los problemas solo, sin el apoyo adecuado -lo que genera estrés-; desarrollar trastornos musculoesqueléticos como consecuencia de posturas incorrectas o equipos inadecuados, así como un incremento del sedentarismo.

Tecnologías estresantes

El uso de tecnologías y equipos adecuados es una de las claves que ha permitido extender el trabajo a distancia y, con él, continuar muchas actividades que de otro modo habrían debido parar. Sin embargo, también tienen una cara negativa, como indica la OIT en su informe El teletrabajo durante la pandemia de COVID-19 y después de ella. El tecnoestrés -señala el organismo- y la adicción a la tecnología y la sobrecarga, que aumenta la fatiga, la irritabilidad y la incapacidad de desconectar del trabajo y descansar es el más evidente.

Asimismo, las herramientas tecnológicas y de internet lentas o irregulares también pueden causar frustración e irritabilidad; por lo tanto, mla OIT urge a las empresas a garantizar herramientas adecuadas que funcionen bien para los teletrabajadores.

En Europa un 17% de empleados teletrabaja o realiza trabajo móvil

El exceso de teletrabajo puede conllevar también el agravamiento de los conflictos entre trabajo y la vida privada y los desafíos relacionados con la gestión de los límites entre el tiempo de trabajo y las obligaciones personales, incluida la incapacidad de desconectarse del trabajo y descansar. Esto es especialmente cierto en el caso de las personas con responsabilidades de cuidado, como los padres con hijos en edad escolar en el hogar.

La organización apunta a otro riesgo quizá menos obvio pero igualmente preocupante, cual es el aumento del consumo de alcohol y otras drogas recreativas o de mejora del rendimiento, que pueden aumentar las emociones negativas, disminuir el rendimiento y contribuir al aumento de la agresión y la violencia.

La EU-OSHA establece una serie de recomendaciones para reducir las penalidades del trabajo a domicilio. Se trata de cuidar aspectos en apariencia triviales en una oficina, pero que no siempre se cumplen en casa. Por ejemplo, la agencia apunta que "idealmente" el trabajador debería disponer de una habitación para teletrabajar, y en otro caso un espacio bien diferenciado: esto favorece tanto la concentración cuando se trabaja como la desconexión y la diferenciación de ambientes cuando termina la jornada.

De la misma manera, no es accesorio revisar que la temperatura, la humedad, la ventilación y la iluminación del espacio de trabajo sean adecuadas. En cuanto al equipamiento, es aconsejable que el mobiliario sea ergonómico y disponer de una dock station con teclado, pantalla y ratón para el portátil -sobre todo para aquellos cuyo trabajo implica el uso continuado de un PC-.

Una vuelta segura

La experiencia acumulada y, crucialmente, el avance en el proceso de vacunación son dos elementos que han propiciado el regreso escalonado a las oficinas. Ahora bien, es importante seguir una serie de pautas para garantizar que dicha vuelta no comprometa la salud de los trabajadores y, por extensión, la de la sociedad en su conjunto.

Así, la OIT recomienda analizar los peligros y evaluar todos los riesgos de contagio en relación con los procesos de trabajo, y proseguir esa evaluación después de que haya tenido lugar la reincorporación al trabajo. Entre las medidas de control de riesgos, que deben adaptarse al sector de que se trate, destacan: la disminución de la interacción física entre trabajadores, contratistas, clientes y visitantes, y el mantenimiento del distanciamiento físico si se producen interacciones; el aumento de la ventilación en el lugar de trabajo; la limpieza periódica de superficies, a fin de garantizar la desinfección e higiene del lugar de trabajo, y el suministro de instalaciones adecuadas para el lavado de manos y la higienización; la entrega de equipos de protección personal a los trabajadores, de ser necesario sin costo alguno; establecer disposiciones relativas al aislamiento de personas susceptibles de haberse visto contagiadas y al análisis de otras personas con las que hubiera podido estar en contacto; brindar apoyo en materia de salud mental a los miembros del personal, y ofrecer actividades de capacitación y formación e información sobre salud y seguridad en el trabajo, en particular en relación.

La salud laboral en españa

Lo que parece evidente es que la generalización del teletrabajo se ha traducido en una reducción notable de los accidentes laborales. En España, el año pasado el número de accidentes de trabajo con baja fue 485.365, mientras que el de accidentes de trabajo sin baja fue 518.979 -de acuerdo provisionales del Ministerio de Trabajo y Economía Social-.

Si se comparan estos registros con lo ocurrido en 2019 se comprueba que los accidentes con baja experimentaron una disminución del 23,6% y los accidentes sin baja del 28,3%. Dentro de los accidentes con baja, la caída es mayor en los ocurridos in itinere, que bajaron un 33,6% respecto a 2019.

La reducción de la incidencia es prácticamente universal en los sectores. Solo las actividades sanitarias y de servicios sociales registraron un índice de incidencia ligeramente superior al total junto con un incremento de la incidencia respecto al año anterior.

En cuanto a los accidentes más comunes por la forma que se produce la lesión, el sobreesfuerzo del sistema mesculoesquelético sigue siendo el más común, pero tanto este como el resto de las categorías más frecuentes presentan caídas.

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