
Las secuelas que está dejando la pandemia que estamos viviendo actualmente van mucho más allá de la COVID-19. La salud mental también se está viendo afectada por la situación que estamos atravesando desde hace más de un año.
Ejemplo de ello es la fatiga pandémica que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como el "estado de agotamiento psicológico por las restricciones y precauciones que se recomiendan durante una pandemia". Y es que las medidas invasivas que se han implementado están teniendo un impacto sin precedentes en la vida diaria de todos los ciudadanos, incluyendo aquellos que no se han visto afectados directamente por el virus.
Cabe destacar que en los últimos meses ha aumentado la dispensación de fármacos antidepresivos. En concreto, según el reciente análisis Tendencias Cofares, en el periodo de marzo a noviembre de 2020, esta demanda creció un 4,8% con respecto al mismo periodo de 2019. Un porcentaje que llegó a alcanzar el 6% entre septiembre y noviembre, coincidiendo con la segunda ola de la pandemia.
Una tendencia que, según datos también de Cofares, se constata en el periodo de diciembre de 2020 a enero de 2021, en el que la demanda de antidepresivos aumentó un 2% respecto a finales de 2019 e inicios de 2020. Los relajantes de sueño (valerianas y somníferos) también se incrementaron en un 11%.
Pero, más allá de esta mayor demanda de fármacos, ¿cómo están viviendo los españoles esta fatiga pandémica? ¿Cuál está siendo su impacto sociodemográfico?
Para dar respuesta a estas cuestiones, Cofares ha impulsado una encuesta que revela que 8 de cada 10 españoles han tenido esta sensación en algún momento durante el último año, en mayor grado en mujeres (88,6%) que en hombres (83%).
A nivel generacional, a medida que avanza la edad, disminuye la sensación de experimentar esta fatiga pandémica. En concreto, la han notado más la generación Z -de 18 a 25 años- (91,2%), mientras que los boomers -mayores de 55 años- la han sentido en menor medida (74,6%). Además, nos encontramos ante un fenómeno que se mantiene a lo largo del tiempo, ya que los encuestados (63,3%) afirman no haber experimentado mejoría en el último año. Esto ocurre a pesar de que el 67,8% de los españoles asegura haber buscado soluciones a esta fatiga pandémica.
Soluciones entre las que se encuentran, en primer lugar, la realización de ejercicio físico (47,6%) y la toma de productos de origen natural (25,4%). También han recurrido a complementos vitamínicos (17,8%), meditación o mindfulness (14,6%), productos ansiolíticos con receta (11,8%) y atención psicológica profesional (8,7%).
Tristeza, cansancio e irritabilidad
De entre los múltiples síntomas mediante los cuales se manifiesta la fatiga pandémica, los que más afectan a los españoles son la tristeza (86,5%), el cansancio (80,7%) y la irritabilidad (78,7%) ante todo lo que están viviendo. A esto hay que añadir la sensación de indefensión (74,9%), las dificultades para concentrarse (74%), el insomnio (70,3%) y la pérdida de apetito (40,2%).
Por otra parte, las generaciones más jóvenes han sido las que han experimentado las consecuencias de la fatiga pandémica en mayor medida, situándose como el colectivo más vulnerable ante la presión producida por las restricciones sociales. En concreto, el 46,8% de los más jóvenes afirma haberse sentido triste frente al 25,3% de los mayores de 55 años.
Los jóvenes son el colectivo más vulnerable ante la presión producida por las restricciones sociales
En cuanto al cansancio, el 52% de los españoles de 18 a 25 años asegura haberlo experimentado frente a 20,1% en el caso de los boomers. La irritabilidad es la sensación que menos se ha sufrido: un 42% de los jóvenes frente a un 17,7% de los más mayores.
Eso sí, por encima de todo, son las restricciones en relaciones sociales lo que más ha costado sobrellevar, según el 55,1% de los encuestados. Un dato que se hace más visible en los targets más sensibles a la falta de relaciones sociales presenciales: la generación Z (los más jóvenes) con un 59,2% y los boomers (mayores de 55 años) con un 59,7%.
Por otro lado, la incertidumbre generada por los medios (25,4 %) y la incorporación de nuevas medidas de seguridad -uso de mascarillas, distancia social y lavado de manos- (13,5%) han sido también situaciones que se han vivido con cierta dificultad. En contraposición, la convivencia en casa y la compatibilización laboral han sido los factores que más fácilmente han sobrellevado los españoles durante este primer año de pandemia: solo un 6% afirma haber tenido dificultades.
FFP2, la mascarilla preferida
Más allá de los efectos de la fatiga pandémica, Cofares ha querido conocer también las preferencias de los españoles en cuanto al uso de la mascarilla, elemento que se ha convertido en imprescindible en nuestro día a día.
En este sentido, se ha confirmado que los españoles prefieren utilizar mascarillas de tipo FFP2 y quirúrgicas frente al resto de posibilidades. Exactamente, el 41,5% de los españoles opta por las FFP2, seguidos del 37% que se decanta por las quirúrgicas. Apenas el 21,5% prefiere las de tela que, además de no ser artículos sanitarios, no cuentan con las garantías necesarias de protección frente al coronavirus.
¿Qué ocurrirá con las mascarillas cuando su uso ya no sea obligatorio? La mayoría de los españoles lo tiene claro: seguirá utilizándolas en ocasiones o situaciones concretas en las que lo considere necesario, como por ejemplo en transportes públicos y hospitales, así como en temporadas de mayor incidencia de la gripe o de alergias primaverales. En concreto, 6 de cada 10 encuestados así lo asegura.
Las farmacias, esenciales
Que las oficinas de farmacia tienen un papel fundamental en la sociedad, como puerta de acceso al sistema sanitario, es una realidad que se ha visto constatada desde el inicio de la pandemia. De hecho, han sido puntos clave para la adquisición de material COVID por parte de los ciudadanos (mascarillas, termómetros, gel hidroalcohólico...), tal y como asegura el 72,1% de los encuestados.
Y es que las farmacias son espacios sanitarios donde el paciente no solo puede recibir información y consejo con total confianza, sino que además se siente en un entorno seguro. Tanto es así que 8 de cada 10 españoles no dudaría en acudir a la farmacia para vacunarse de la COVID-19 si fuese posible.
Ante ello, se pone de manifiesto, una vez más, la importancia de que las autoridades aprovechen todo el potencial que ofrecen las farmacias, para contribuir así a la lucha contra la pandemia y a descongestionar el sistema sanitario, dada la formación sanitaria del farmacéutico y la confianza que el paciente tiene en él.