
En el año 2019, las inversiones en herramientas y dispositivos en el sector salud superaron los 3.230 millones de euros en Europa. Situaciones como el Covid-19 la ponen a prueba.
A menudo los profesionales de la sanidad se quejan con razón del breve espacio de tiempo que pueden dedicar a los pacientes en su consulta. El sistema público, en ocasiones saturado, encontraría un buen respiro si dejara ayudarse por la tecnología para aliviar de cargas administrativas a los médicos y enfermeros. La situación se vuelve aún más difícil cuando tienen que enfrentarse, como lo están haciendo en las últimas semanas de forma heroica, al Covid-19.
El desafío es enorme, aún más si tenemos en cuenta que, según un estudio de la revista especializada The Lancet, en 2040 España se convertirá en el país con mayor esperanza de vida del mundo con 85,8 años de media, superando a Japón. Lo cierto es que ya existen herramientas que podrían mejorar y mucho el sistema. Solo falta la voluntad y los recursos para implantarlas. En 2019, las inversiones en tecnología en la industria de la salud superaron los 3.230 millones de euros en Europa. Vamos a conocer algunos ejemplos de ellas.
En la vecina Francia, por ejemplo, el proveedor hospitalario francés Centrale d'Achat de l'Informatique Hospitalière ha adquirido unos escáneres –los fi-800R de Fujitsu– para dar soporte a los mostradores de admisión de 600 hospitales en todo el país. Entre sus ventajas, este dispositivo es capaz de escanear de forma rápida y fácil múltiples tipos de documentos. El escáner se utilizará para dar soporte al personal de admisión de los hospitales en la digitalización de las historias médicas y los formularios del seguro de salud. Explica Jesús Cabañas, responsable de PFU en España, fabricante de este producto, que "con tantos hospitales inmersos en procesos de transformación digital, el fi-800R puede tener un papel clave para reducir la distancia entre el mundo físico del papel y el digital. Una gestión más fluida y sencilla de las admisiones permite al personal sanitario centrarse en la atención al paciente".
Evitar los fraudes
Otro ejemplo de cómo la tecnología puede mejorar el sistema sanitario lo encontramos en Reino Unido. En este caso, están utilizando herramientas de Oracle para combatir el fraude. Así, el Servicio Público Británico de Salud (NHS), que atiende a 65 millones de ciudadanos, está utilizando big data y machine learning para detectar, investigar y prevenir los posibles abusos en las prescripciones médicas. Esta tecnología también les está permitiendo corregir malas prácticas y errores. Durante el tiempo que lleva aplicando estas soluciones, NHS ha optimizado los tratamientos en pacientes de larga duración, habilitando procedimientos médicos más eficaces. Según fuentes de Oracle, hasta el momento, el Servicio Público Británico de Salud ha ahorrado 418 millones de euros e identificado un ahorro potencial de 478 millones. Su meta es alcanzar un ahorro de 1.200 millones de euros en cinco años.
Gregorio Marañón solía decir que el instrumento más valioso era la silla
Viajamos a Dinamarca para conocer otra experiencia en la que la tecnología puede ayudar a la atención sanitaria. En este caso, la startup holandesa Corti está revolucionando los protocolos en los servicios de emergencia de Copenhague al crear una disruptiva tecnología de asistencia de voz. A través de unos parámetros controlados por inteligencia artificial, esta herramienta es capaz de reconocer indicios de ataques cardíacos analizando las llamadas de emergencia.
Si nos fijamos en la atención domiciliaria, podemos hablar de Qida, que ha lanzado recientemente en España una solución tecnológica que conecta al usuario con su entorno familiar, con el sistema sanitario y social y con su trabajador social de referencia de esta compañía. "En 2040, España será el país más longevo del mundo. Hay quien lo ve como una amenaza, yo sin duda lo veo como una oportunidad", nos recuerda Oriol Fuertes, CEO de QIDA. "Esta tendencia crea la obligación de cambiar los modelos de atención sanitarios y sociales, de manera ordenada, hacia modelos más preventivos, más enfocados en la comunidad y el empoderamiento del ciudadano. No veo un incentivo más claro al cambio que el saber que, si continuamos igual, el sistema es insostenible", afirma.
Un sistema integrador
Sin embargo, los expertos coinciden en que para aprovecharse de las oportunidades que ofrece la tecnología hay que dirigir los esfuerzos hacia un uso lo más inteligente posible de estas herramientas. No vale digitalizar porque sí, tiene que haber una estrategia. "Desde mi punto de vista, la tecnología tiene tres grandes retos por delante: Primero, visión integral", explica el CEO de QIDA. "En mi humilde opinión, más del 90% de las soluciones tecnologías sanitarias fragmentan el sistema, no lo integran. Las empresas tienen el incentivo de capturar valor, muchas veces en el corto plazo, solucionando un problema concreto del gran pastel sanitario. El problema es que esto no va de crear valor en nichos, esto va de ofrecer más calidad y eficiencia en el conjunto del sistema. Todos tenemos la responsabilidad de pensar en clave sistema, no en clave qué parte del pastel me llevo".
A juicio de Oriol Fuertes, el segundo aspecto en el que hay que insistir es en el de la humanización. "Parte del reto de los modelos de atención actuales es la falta de tiempo dedicado a la persona: escuchar, hablar, abrazar. Si se usa de manera adecuada, la tecnología permite automatizar procesos, reducir pruebas redundantes… y esto permite al profesional focalizarse más tiempo en la persona", añade.
Inteligencia artificial
En los últimos años, hemos asistido a una proliferación de tecnologías –wearables, internet de las cosas, big data, machine learning…– que tienen y tendrán mucho que decir en el mundo de la salud. "Las oportunidades que nos ofrecen los nuevos avances tecnológicos en campos como el de la inteligencia artificial son infinitas", subraya Fabio Rodríguez, regional manager en OrCam Technologies para España y Portugal. Este otro experto está convencido de que "la nueva década a la que nos enfrentamos va a ser revolucionaria en el campo tecnológico sanitario". "En una sociedad industrializada, donde el tiempo es escaso y no coincide con las agendas personales, la tecnología debe convertirse en una herramienta que facilite el trabajo de la comunidad médica al ahorrarle tiempo y aumentar su productividad de forma inteligente y que por otro lado que empodere al paciente para darle unos tratamientos más personalizados y óptimos", añade.
Augura Fabio Rodríguez que los tiempos empiezan a cambiar y que los medios para atender las necesidades de los pacientes son cada vez más eficientes, lo que beneficia tanto a los usuarios como al personal sanitario. "Lejos está el tiempo en que en el mundo médico solo trabajan personas con formación de medicina o enfermería. Ahora ingenieros o expertos en inteligencia artificial son piezas claves en asegurar el bienestar de millones de personas", vaticina.
Por su parte, el doctor José Antonio Martín, autor del libro La oportunidad digital de la sanidad, editado por la Fundación Ramón Areces, barrunta que los cambios pueden ser radicales. Advierte en sus páginas que "el sector sanitario debe de vencer la inercia tradicional para innovar en modelos de negocio e incorporar canales remotos de atención que aumenten la accesibilidad y la eficiencia". La telemedicina, la gestión de pacientes crónicos mediante aplicaciones móviles o nuevos modelos de seguros son solo algunas de las fórmulas que ya están revolucionando el sector en otros países y que poco a poco van llegando a nuestro país.
Los españoles tendrán una esperanza de vida de 85,8 años en 2040
"La entrada de la sanidad en la era digital obligará a revisar la consulta médica: cómo se agenda y conduce, cómo se captura, explota e integra la información que se genere", añade Martín. Leemos en su libro cómo "las nuevas tecnologías digitales provocarán, previsiblemente, cambios muy importantes en la estructura de la industria sanitaria con modelos de negocio rompedores y por la expansión geográfica de los mercados médicos, que dejarán de ser estrictamente locales". El autor ya anunciaba cómo las compañías tecnológicas –Apple, Microsoft, Google, Qualcomm, IBM...– empezaban a establecer relaciones con el sector sanitario tradicional, como reclamando el derecho a jugar en ese partido.
La silla del Doctor Marañón
Entre tanta tecnología, quizá tampoco convenga perder de vista la respuesta que dio el doctor Gregorio Marañón cuando le preguntaron qué instrumento era el más importante con el que contaba un médico: "La silla en la que se sienta el paciente", dijo. "Con la tecnología hoy disponible, esa silla de Marañón, que siempre será importante, puede no estar en el mismo lugar en el que se encuentra el paciente. Los encuentros pueden no ser presenciales sino remotos, a través de videoconferencia o chat. Pueden también ser asíncronos, mediante intercambios de mensajes por email o por redes sociales. Puede incluso que no sean encuentros directos como tales, sino situaciones en las que un médico, o una aplicación informática, reciban datos de un paciente capturados a través de sensores corporales o diversos dispositivos conectados mediante una red de telecomunicaciones, y deban –médico o algoritmo– interpretar la información y decidir sobre un curso de acción. Todas estas formas de comunicación entre médicos y pacientes, y otras aún más sofisticadas, existen hoy y están siendo aplicadas en entornos asistenciales reales. La medicina remota todavía tiene tintes exóticos y despierta recelos por un hipotética deshumanización de la asistencia y menor calidad y eficacia de los servicios, pero en el futuro será en muchos casos una silla virtual", concluye José Antonio Martín.