
Un nuevo estudio realizado por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha descubierto que mascar un pequeño trozo de chicle puede liberar en la saliva una gran cantidad de microplásticos que luego se pueden tragar y puede afectar a nuestra salud.
Los resultados de la investigación se presentaron en la reunión de la American Chemical Society (ACS). Este se unen a otros estudios previos que hablan sobre la amenaza que esto supone para la salud, con el riesgo de sufrir tres enfermedades crónicas: "hipertensión arterial, diabetes y accidentes cerebrovasculares", afirmó Sai Rahul Ponnana, científico de datos de investigación de la Facultad de Medicina Case Western Reserve en Ohio.
"No queremos alarmar a nadie", empieza Sanjay Mohanty, investigador principal, explicando que la opción más prudente sería la de "reducir la exposición a los microplásticos".
Los microplásticos (pequeños fragmentos de plástico que miden entre 1 nanómetro y 5 milímetros) se liberan a medida que trozos más grandes de plástico se descomponen con el tiempo.
Los chicles se elabora con tres ingredientes principales: una base gomosa, edulcorantes y saborizantes. Las gomas naturales utilizan materiales vegetales como la savia de árbol como base, mientras que las sintéticas se basan en caucho derivado del petróleo.
"Nuestra hipótesis inicial era que las gomas sintéticas tendrían muchos más microplásticos porque la base es un tipo de plástico", explica Lisa Lowe, estudiante de doctorado en UCLA.
El sujeto de pruebas mascó siete chicles de cinco marcas distintas de sintéticos y otras cinco marcas de chicles naturales. Se midió la cantidad de microplásticos en cada muestra de saliva y los resultados sorprendieron: se liberaron un promedio de 100 microplásticos por gramo de chicle, y algunos chicles individuales llegaron a liberar hasta 600.
"Tanto las gomas de mascar sintéticas como las naturales tenían cantidades similares de microplásticos liberados cuando las masticamos", asegura Lowe.
La mayor parte de los microplásticos se desprendieron a los primeros minutos y después de 8 minutos ya se habían desprendido el 94% de las partículas.