
Marian Rojas Estapé. Para muchas personas, un nombre muy desconocido, para otras, una auténtica referente. Y no es para menos. Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, en la actualidad trabaja en el Instituto que lleva su nombre, dedicado, principalmente, a problemas de ansiedad, depresión, de conducta...
¿Quién es?
Autora de varios libres, Rojas Estapé imparte desde hace casi dos décadas conferencias por todo el mundo. Y no solo eso: ha colaborado con la Fundación AFESIP en Camboya, donde trabajó en la prevención del tráfico sexual en el Sudeste asiático, y realizando terapias con víctimas de violación y prostitución.
En el 2018, empezó a desarrollar el proyecto 'Ilussio', sobre emociones, motivación y la felicidad en el ámbito empresarial. Desde el año pasado, colabora como embajadora de Manos Unidas, apoyando varios proyectos relacionados con la trata de niños.
Una temática importante
Precisamente, por todo ello, sus declaraciones hay que tenerlas muy en cuenta. En una de sus intervenciones públicas, ha reconocido que el aburrimiento tiene muchos beneficios, a pesar de que siempre se ha asociado a la soledad o a la falta de actividad.
"La realidad es que es una actividad maravillosa para nuestro cerebro", ha explicado la experta. De hecho, lo considera tan importante que nos invita a incorporar de forma consciente en nuestra vida cotidiana momentos de ociosidad "como una forma de cuidar nuestra salud mental y fomentar nuestro bienestar".
Más detalles
Al parecer, hemos acostumbrado a nuestro cerebro a recibir una gran cantidad de información de forma constante. Sí, de tal manera que, en los momentos en los que no hay nada, "nuestro cerebro tiende a decir, esto no me gusta, aléjate de aquí. Es decir, esos instantes de aburrimiento se han convertido muchas veces en una tortura", ha matizadao.
En su opinión, esta sobreestimulación constante, producto claramente de la era digital y la búsqueda de distracciones, "ha generado una especie de adicción a la dopamina, la neurotransmisora del placer".
Con todo ello, cabe destacar que esos instantes de pausa, pese a que reconoce que pueden generar inicialmente malestar, "son fundamentales para que nuestro cerebro identifique nuestras emociones, para que nos ayude a encontrar soluciones a temas complicados de nuestra vida".