
EFPIA, la patronal europea que agrupa a las compañías innovadores del sector farmacéutico, ha instado a los países a no entrar en una guerra arancelaria con Estados Unidos. "Los aranceles sobre productos sanitarios, sus insumos y tecnologías imponen costes innecesarios en la producción y distribución de medicamentos", señalan en un documento que representa la posición sectorial en Europa.
Además de aumentar los costes de producción y exportación de los medicamentos, la patronal alerta sobre distintos riesgos que repercutirían en las cadenas de suministro y el abastecimiento de medicamentos para los pacientes en la UE, ya que los insumos farmacéuticos no son fácilmente sustituibles. "Cambios en la fabricación o en el origen de los API requieren controles regulatorios que pueden tardar años; esto significa que trasladar la producción o modificar el origen de los insumos no es una estrategia viable en respuesta a los aranceles", señala el documento.
Un estudio reciente señala que, "en el caso de los medicamentos, los aranceles de importación son la principal barrera comercial responsable de encarecer los precios finales, ya que dichos recargos fronterizos se amplifican y se agravan a medida que un producto avanza en la cadena de distribución". En concreto, si se produjera una imposición de aranceles sobre los principios activos, medicamentos y los insumos farmacéuticos, esto impactaría directamente en los costes de producción para un país importador y generaría otras presiones económicas sobre las empresas, como, por ejemplo, en los precios de la energía y otras cargas regulatorias más amplias, lo que reduciría la competitividad de un sector estratégico para la UE", advierten.
Otro riesgo detectado es que podría agravarse la pérdida de competitividad observada en Europa en las dos últimas décadas, cifrada en el 25% en favor de otras regiones del mundo, sobre todo Estados Unidos y Asia. La participación de Europa en ensayos clínicos internacionales ha caído del 25,6% al 19,3% en la última década.
Cientos de medicamentos o API podrían ser clasificados bajo una misma partida arancelaria, lo que significaría la afectación de muchas áreas terapéuticas. Las enfermedades no conocen fronteras, por lo que los pacientes que buscan un tratamiento para su afección no deberían verse perjudicados por innecesarias barreras comerciales y arancelarias.
Reuniones de alto nivel
Las compañías farmacéuticas españolas no son ajenas a este escenario. El valor de las exportaciones de las farmacéuticas a Estados Unidos alcanzó los 1.000 millones de euros en 2024. Es un debate que preocupa a los asociados de Farmaindustria, que ha mantenido distintas reuniones ministeriales con el secretario de Estado de Comercio o el ministro de Asuntos Exteriores, desde que se planteó esta misma cuestión en la reunión de alto nivel que mantuvieron una veintena de altos directivos del sector con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en febrero.