
El tabaco perjudica seriamente la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mata a más de la mitad de las personas que lo consumen y, cada año, más de ocho millones personas fallecen en el mundo a causa de ello. Unos datos que evidencian que no es una problemática cualquiera.
Y es que además de cáncer, el tabaco causa pérdida de olfato, gusto y apetito. De hecho, los fumadores tienen el doble de riesgo de padecer enfermedades del corazón, como el infarto de miocardio, y cuatro veces más riesgo de morir por causa de estas.
Problemas en mujeres y hombres
Por norma general, también pone las uñas amarillas, genera problemas bucales, arruga la piel y puede acelerar la caída del cabello. Ahora bien, en mujeres provoca menopausia precoz, mala circulación y complicaciones con el embarazo y el parto.
En hombres, se asocia con problemas de infertilidad y disfunción eréctil. Por si fuera poco, perjudica gravemente al sistema inmunitario y a los pacientes con colesterol o diabetes, entre otros. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Leicester ha analizado restos óseos humanos y ha descubierto algo novedoso tras la muerte.
La gran novedad
Se trata del riesgo metabólico que este producto deja en el hueso cortical humano -el tejido que compone la capa externa de los huesos y proporciona fuerza ósea-, el cual todavía es rastreable después de largos periodos de tiempo.
Para ello, se han analizado los restos de 177 individuos adultos del cementerio de St James's Garden en Euston de Londres, con fecha de los siglos XVIII y XIX; así como los de otros 146 individuos de un cementerio de una iglesia rural en Barton-upon-Humber en Lincolnshire, los cuales vivieron antes de la introducción del tabaco en Europa (1150-1500 d.C.) y también después (1500-1855 d.C.).
Futuro
"Nuestra investigación -publicada en la revista científica Science Advances- muestra que existen diferencias significativas en las características moleculares contenidas en los huesos de los consumidores y no consumidores de tabaco en el pasado. Esto potencialmente muestra que podemos ver el impacto que el consumo de tabaco tiene en la estructura de nuestro esqueleto", ha explicado la doctora Sarah Inskip, una de las investigadoras del estudio.
Tras desvelar las diferencias entre los consumidores de tabaco y los no consumidores de tabaco del pasado, los expertos esperan, tanto a corto como a largo plazo, poder comprender mejor las condiciones patológicas y de salud históricas. Sí, incluidas las enfermedades asociadas con el consumo de tabaco.