
En las últimas semanas, la preocupación entre los ganaderos ha ido en aumento conforme la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) ha ido causando estragos entre los animales, con cientos de casos detectados y decenas de reses muertas. Es, además, una enfermedad relativamente 'nueva' en nuestro país, puesto que hasta hace menos de un año (noviembre de 2022) nunca se había detectado su presencia ni en España ni en Europa (siempre ha circulado por América del Norte, Australia, Asia y África).
Se trata de una enfermedad vírica infecciosa que se transmite entre vectores (picaduras de mosquito) y afecta principalmente a animales rumiantes, tanto domésticos como salvajes. Por ello es habitual verlo en vacas, pero también en ciervos, gamos o corzos. También puede afectar a ovinos y caprinos, aunque de forma menos severa. En este punto, es importante aclarar que no afecta a humanos ni repercute en la carne. Sin embargo, sí provoca importantes pérdidas tanto económicas como animales.
Similar a la lengua azul, esta enfermedad provoca dificultades respiratorias, fiebres y debilidad, además de problemas fértiles y mamarios. Por lo general, se suele resolver en un par de semanas, aunque en ocasiones puede agravarse llegando a matar al animal. Según ha señalado la Fundación Artemisan, a través de estudios realizados a partir de casos recabados, la mayoría de animales (61 %) presenta gran debilidad. Un 44 % ha perdido el instinto de huida, otro 44 % presenta un comportamiento anómalo y el 39 % genera espuma por la boca. En menor medida, se han detectado lesiones congestivas en mucosa nasal y oral, delgadez, incapacidad para andar, fiebre y cojera, y, en última instancia, sangre en la boca.
Por contextualizar, de los 458 casos detectados en Cantabria (la comunidad más afectada por el momento), 6 han acabado de manera trágica. No obstante, la enfermedad se ha extendido por casi todo el país. Según la última actualización de la enfermedad, publicada por el Ministerio de Agricultura, existen actualmente restricciones de movimientos de animales en todo el territorio peninsular, salvo en Galicia y en las provincias catalanas de Barcelona, Girona y Tarragona.
Desde el mismo ministerio aseguraron el pasado 14 de septiembre, con los datos facilitados por los servicios veterinarios de las comunidades autónomas, que la incidencia es todavía "muy limitada", con una morbilidad por debajo del 1 0% y una mortalidad inferior al 1 %.
Control y tratamiento de la enfermedad
Lamentablemente, no existen vacunas autorizadas para el control de la enfermedad. Y dado que se extiende mediante a picadura de insectos, una de las medidas que se más se recomienda es la desinsectación, mediante el empleo de insecticidas y repelentes en animales, medios de transporte e instalaciones, así como el uso de insecticidas y larvicidas para el control de las posibles zonas de cría.
Medidas que, para la Fundación Artemisan, no serían tan efectivas. "El hecho de que este tipo de mosquitos no se reproduzca en charcas, sino en sustratos con acumulación de materia orgánica, dificulta su tratamiento por la amplia distribución en un acotado, es por ello que el uso de insecticidas no resulta efectivo". En su lugar, la fundación de defensa de la actividad cinegética apuesta por "dar una correcta alimentación suplementaria para mejorar su condición corporal, intentando en la medida de lo posible extender muchos puntos de aporte para evitar concentraciones de animales enfermos". Una recomendación que también extiende al aporte de agua a través de charcas o bebederos.
Algunas organizaciones ganaderas, como la Unión Extremadura, han achacado parte de la culpa a una mala planificación sobre la fauna salvaje, la cual actúa como un "reservorio de enfermedades". "Es inútil intentar erradicar una enfermedad como la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica o la tuberculosis si no se actúa sobra la fauna salvaje, aplicando las mismas medidas de control de la enfermedad a la fauna salvaje que a las ganaderías. Hasta la fecha la fauna salvaje está actuando de reservorio de las enfermedades", señaló la Unión el pasado mes de julio.
Hasta el momento, y dado que el Ministerio de Agricultura no considera de rango mayor a la EHE, no se aplican ayudas especiales a los ganaderos afectados.