
La primera vez que se utilizó la palabra ortorexia fue en el año 1997 cuando el médico estadounidense Steven Bratman acuñó el término para describir la situación que se da cuando una persona se obsesiona con comer sano, es decir, por controlar constantemente la calidad de los alimentos que se consumen.
Este trastorno tiene consecuencias tanto en la salud de las personas que la padecen como en sus relaciones sociales tal y como cuenta Antoni Grau, psicólogo experto en transtornos alimentarios: "Acaban siendo incapaces de acudir a un restaurante, a una comida de trabajo o de amigos, ya que no controlan el contenido nutricional de los alimentos", en unas declaraciones a Europa Press.
Esto hace que las personas con ortorexia prefieran pasar hambre a comer un alimento que no consideren saludable.
Los problemas de salud vienen derivados de no comer algunos alimentos básicos y esto provoca anemia, agotamiento, carencia de vitaminas y minerales, pérdida de masa ósea o un mayor riesgo de infecciones. Muchos de estos problemas son consecuencia de no cocinar los alimentos, que es otro de los rasgos propios de personas con ortorexia.
Y es que según el dietista y nutricionista Andrea Gil habría varios casos: los frutívoros, que sólo comen fruta y verdura; los crudívoros, que únicamente toman alimentos crudos, y aquellos que no ingieren nada que no provenga del cultivo ecológico para evitar aditivos o herbicidas, tal y como informa Efe.
Javier Aranceta, uno de los más prestigiosos expertos en nutrición de España, dice que faltan estudios médicos en el mundo acerca de la ortorexia. Y es así, según explica, porque muchos profesionales de la medicina no contemplan la ortorexia como una enfermedad debido, sobre todo, a la falta de evidentes criterios diagnósticos que puedan situarla entre los trastornos habituales de la alimentación.
Esa opinión la comparte el doctor Luis Rojo, director de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario La Fe de Valencia, que dice que "actualmente la ortorexia no está definida como una enfermedad, es más bien una actitud".
Aunque todavía existe un debate en el mundo de la psiquiatría, para buena parte de expertos en transtornos alimentarios (entre ellos, 35 asociaciones de EEUU), la ortorexia debe ser una enfermedad psiquiátrica separada del resto.
Pero todavía no hay datos fiables que determinen la influencia de este transtorno, algunos apuntan a que podría afectar a un 30% de la población en los países desarrollados pero hay otros especialistas que lo reducen a un porcentaje muy bajo.