
Hoy, 13 de marzo, Día Mundial del Sueño, muchos nos preguntamos por qué no lo conciliamos bien. Un misterio que no lo es tanto escuchando las consideraciones de los expertos y diseminando los instantes de un día a día cada vez más frenético. Una preocupación ingente atendiendo al hecho de que pasamos una media de 25 años de nuestra vida entre las sábanas.
El problema empieza por la propia evidencia: dormimos menos de lo que necesitamos. A todas las edades, sin distinción. Un axioma cotidiano que preocupa al doctor Neil Stanley, experto sobre la ciencia del sueño para la empresa de colchones Vispring: "Hoy por hoy sabemos que la mayoría de los niños duermen considerablemente menos de lo que necesitan. En los adolescentes, el déficit llega a las dos horas y media por noche. Y de adultos, con el aumento de responsabilidades y de estrés, el tiempo que dormimos ha bajado durante los últimos 40 años".
A la hora de negociar entresijos con el sueño, el doctor Stanley no admite discusión. Ni se trata de dormir mejor menos horas ni de dormir peor durante más tiempo: "Dormir bien comprende tanto cantidad como calidad".
Permitiéndose una licencia, el doctor deja escapar por la rendija de la disciplina el tiempo que necesita cada cual para el preterido descanso, pues la franja de sueño de algunos sería devastadora para otros: "El tiempo de sueño está genéticamente determinado, como la altura o la talla de pie. Cualquier cantidad que esté entre 3 y 11 horas se puede considerar normal".
Cuestionado por el mito de la siesta, el doctor Stanley esboza la explicación científica sin que acontezca el recurrente dilema moral de Occidente ante el reparador descanso de la sobremesa: "En climas calurosos, cuando hacía demasiado calor para trabajar bajo el sol de mediodía, lo sensato era buscar un lugar fresco para descansar, y a veces, dormir. Este hábito se convirtió en la 'siesta'. Pero esto no es un problema en los países con largos y calurosos días". No obstante, el experto hace uso de cronómetro para que el relajo vespertino no se convierta en una excusa: "Una siesta reponedora de 20 minutos es suficiente para mejorar considerablemente la función cognitiva".
Antes de defender la oscuridad como base de un edificante sueño, el doctor Stanley se detiene en la cuestión del género, aclarando si hombres y mujeres duermen igual o uno peor que otro. "En general, las mujeres duermen peor que los hombres, aunque parece que a partir de los 60 años los hombres empiezan a dormir peor que las mujeres", sostiene.
El obstáculo de la 'luz azul'
La reprimenda del doctor toma cuerpo y se transubstancia con el uso de dispositivos electrónicos. Clavar los ojos en la luz azul de las pantallas de móviles, ordenador y otros aparatos, dice, "no permite la liberación de melatonina, provocando por consiguiente una mayor dificultad a la hora de conciliar el sueño".
El dato curioso de la entrevista llega con el sueño ya conciliado y se materializa en la cantidad de veces que giramos sobre el eje de nuestro colchón. El doctor Stanley afirma que cada noche cambiamos de posición unas 12 veces y no descansamos hasta que cada uno alcanza su postura óptima.
Entrando en arena psíquica, el experto aclara que "sólo podemos recordar los sueños si nos despertamos justo unos minutos antes de que se acaben", algo que desarrollo del siguiente modo: "Estamos preferentemente diseñados para despertarnos durante el periodo REM, por lo tanto, lo probable es que recordemos algunos sueños, sobre todo recién levantados".
El diagnóstico del doctor pasaría por amable si no fuera las crudas cifras que la Sociedad Española de Neurología (SEN), al igual que otras instituciones, arrojan sobre el sueño. Y es que, sólo en España, un 25-35% de la población adulta padece insomnio transitorio y entre un 10 y un 15% -lo que supone más de cuatro millones de adultos en el país- sufre de insomnio crónico.
Diez consejos básicos
Por todo ello, se hace esencial la higiene del sueño, un hábito al que amoldarse más que un hábito que amoldar a nuestra ajetreada vida. Ante tal coyuntura, la primera resolución pasa por seguir a rajatabla el decálogo del profesor Stanley para disfrutar de un sueño de calidad:
1. La mejor forma de conciliar el sueño es mantenerse despierto durante el día.
2. Es conveniente tener una rutina diaria a la hora de irse a la cama, lo que permite que podamos establecer un tiempo de relajación antes de dormirnos.
3. Tomarse un baño caliente media hora antes de irse a la cama ayuda a relajarse, y por consiguiente a dormir bien.
4. Hay que evitar ingestas dificultosas justo antes de irse a dormir.
5. Tener a mano papel y bolígrafo para escribir nuestras preocupaciones ayuda a no mantenerse despierto toda la noche dándole vueltas.
6. Si te despiertas en medio de la noche y pasan 15 minutos sin que te puedas dormir, haz algo (como por ejemplo leer). Siempre será mejor que estar dando vueltas en la cama.
7. Cómprate la mejor cama y la más grande. Piensa que pasas 25 años de tu vida en la cama.
8. Haz del irse a dormir un momento de placer. Es igual de importante que las buenas dietas para la salud física y mental, sólo que mucho más divertido.
9. Haz de tu habitación un sitio donde poder estar tranquilo.
10. Si tu pareja ronca y te dificulta el sueño, considera camas o incluso habitaciones separadas. Aunque al principio os de la sensación de que os alejáis, en realidad esto puede ser un acercamiento, ya que tras una noche de haber dormido bien, todos estamos de mucho mejor humor.