El mexicano Rogelio Ambrosi (1967) lleva justo un año al frente de la división española de la farmacéutica más antigua del mundo, la alemana Merck (1668). Nada más llegar a su nuevo puesto -desde la filial mexicana- tuvo que anunciar un ERE que afectaba al 20 por ciento de la plantilla. Un ajuste que, junto a otras medidas de contención del gasto y la llegada de nueva producción a sus tres plantas de fabricación en España, hace que Ambrosi mire con optimismo el futuro de la compañía a medio plazo.
¿Cómo fue el proceso del ERE? ¿Ha conseguido los objetivos previstos?
Fue una decisión muy difícil de tomar y ha sido una implementación muy dolorosa. Mucha gente tuvo que salir de la organización a nivel mundial y también en España. Aquí, intentamos que al final afectara a la menor gente posible. Hemos ido conforme a lo planeado, pero el problema es la inestabilidad regulatoria del mercado. Sobre todo, acerca de las condiciones de prescripción en la farmacia, que no nos permiten tomar decisiones a largo plazo.
¿Cómo afectan estos cambios a una compañía innovadora como Merck?
Hemos tenido muchos cambios debido a los últimos cuatro reales decretos. No sabemos si el medicamento genérico va a estar por encima de la marca; si al mismo precio se va seguir dando el genérico en vez de la marca. Esta inestabilidad nos ha hecho mover a la gente y tener que decir: "Hoy sólo vas a trabajar farmacias o mañana sólo en hospitales".
¿Tan grave es la situación entre genérico y marca al mismo precio?
A mismo precio la ley te obliga a dar un genérico. Me parece que esta situación no debería existir. Es totalmente discriminatorio para las marcas. Una marca se construye en 10 o 15 años y no se puede borrar de un plumazo, siempre y cuando seas competitivo en el precio. Y nosotros lo estamos siendo, hemos bajado el precio al mismo nivel que el genérico. Al mismo precio debería ser el médico, el farmacéutico o el mismo paciente el que decida. Ese tipo de situaciones nos obliga a pensarlo dos veces cuando tenemos que expandirnos, traer una nueva molécula o hacer una inversión larga. Esto está fuera de la lógica sobre el valor de una marca en un mercado y se debería modificar. Si es mismo precio, no genera ahorros para el Estado.
Si la situación no cambia, ¿hay riesgo de que dejen de competir en el mercado de la farmacias?
Totalmente. Al final vamos a tener que dejar de competir en los medicamentos de farmacia y dejarlo como algo residual. Estamos en esta situación. La cantidad de despidos que se han producido en la industria farmacéutica han sido por este sector de medicina primaria, de venta en farmacia. Si esta regla de favor al genérico desapareciera, tendríamos un aliciente más para seguir con esta competencia y seguir invirtiendo. Pero si lo que yo voy a generar con un equipo de ventas, alguien, después, en el último paso va a cambiar mi marca y va dispensar otro fármaco distinto, no necesito ser muy brillante para ver que no merece la pena esa inversión. Y eso es lo que está sucediendo en estos momentos.
¿El escenario es distinto en los hospitales?
Sí. En hospitales se permite hacer más diferenciación de un producto contra otro. Se sigue reconociendo la diferencia de eficacia. Pero el modelo tiene que modificarse. En Merck estamos siendo pioneros en ese sentido. En fármacos para crónicos, en los que depende mucho su eficacia de la adherencia al tratamiento, estamos trabajando ya en un nuevo sistema con algunos hospitales; para que las autoridades pueden pagar por el uso real del producto y no por la compra del vial. Es un cambio significativo. Si demostramos que el paciente, a cierto nivel de uso del tratamiento, se garantiza que el producto va a funcionar de manera adecuada y el paciente no va a necesitar de otros medicamentos en el medio plazo, podemos hacer que el coste del tratamiento sea inferior. Son modelos de riesgo compartido. No se trata de bajar precio, que sería eliminar riqueza, sino de hacer que las cosas funcionen mejor y todos podamos salir ganando.
Merck tiene tres plantas de producción en España. ¿Cuál va a ser su futuro?
Están mejor que hace un año. En dos de ellas, las de Cataluña, tiene que ver con factores externos, de haber sabido aprovechar y atraer la atención para seguir invirtiendo en España. Hemos traído producción de otros países, esperamos inversiones importantes tanto en química como en farma, para consolidarla y ser la segunda fábrica europea en importancia, tras Alemania. Nuestras plantas son ahora mucho más solidas que hace un año. No hemos incrementado empleo, pero con esta tendencia vamos a ir poco a poco aumentado plantilla.
¿Está satisfecho con los resultados de Merck en 2012?
Ha sido el mejor año en muchos para el grupo Merck . Tuvimos un crecimiento del 8,8 por ciento en ventas en un mercado global que ha bajado un 2 por ciento. En España, es cierto que hemos decrecido, pero poco menos que el mercado. En ventas hemos caído, en 2011 y en 2012, y seguramente también en 2013. El año pasado fue complicado en rentabilidad porque tuvimos costos muy grandes, pero estaba dentro de lo previsto. Este año 2013 también será difícil, pero tenemos mejor situación, porque ya hemos realizado los ajustes necesarios.