Salud Bienestar

Así es el eficaz tratamiento contra el cáncer del que España será líder: menos efectos secundarios y sesiones de solo dos minutos

  • La protonterapia representa el futuro de aquellos tumores que se tratan con radioterapia
  • Solo hay dos máquinas y están en la sanidad privada, pero en 2026 llegarán 11 unidades a la pública
Unidad de Protonterapia del Cancer Center de Clínica Universidad de Navarra, ubicada en Madrid.

Un tratamiento de cáncer que solo ataca las células malignas, evitando el daño de los órganos de alrededor y disminuyendo la toxicidad y los efectos secundarios, ya es posible. Se llama protonterapia y representa el futuro de aquellos tumores que son susceptibles de manejarse con radioterapia, es decir, un 60% del total. Actualmente, España solo cuenta con dos unidades, ambas en el ámbito de la sanidad privada.

Pero esta situación está a punto de cambiar. En 2026 empezarán a llegar las primeras máquinas para el sistema público, de la mano de una donación de la Fundación Amancio Ortega valorada en 280 millones de euros. Si ahora España está a la cola de Europa, se prevé que, a partir de ese año, lidere el Viejo Continente en lo relativo a esta técnica.

Los equipos, anunciados desde 2021, se instalarán en Galicia (Santiago de Compostela), Cataluña (Barcelona, dos equipos), País Vasco (Bizkaia), Madrid (dos equipos), Andalucía (Málaga y Sevilla), Valencia e Islas Canarias (Gran Canaria). De entre ellas, la más avanzada es la unidad gallega, que se inaugurará en enero de 2026. Fuera de esta donación, el Hospital Marqués de Valdecilla de Santander está preparando su propio centro, que se espera que esté listo para octubre de ese mismo año.

"En España estamos en precario con respecto a Europa. Tenemos menos centros por habitantes, pero cuando lleguen las 10 unidades vamos a ser el país que más accesibilidad va a tener a la protonterapia", cuenta a este periódico Javier Aristu, oncólogo radioterápico y jefe de la Unidad de Protonterapia del Cancer Center de la Clínica Universidad de Navarra (CCUN). "Hemos llegado los últimos. Alemania, Francia, República Checa, Suiza, Austria...En todos los países había. Ahora, en números absolutos, España va a ser el país con más instalaciones", asevera por su parte el físico Diego Azcona, especialista en Radiofísica Hospitalaria de la Clínica Universidad de Navarra.

La protonterapia es una técnica novedosa de radioterapia que permite concentrar mucho mejor la dosis de radiación en el tumor, con una precisión que evita irradiar órganos y tejidos anexos sanos. Todo aquel tumor que se puede tratar con radioterapia convencional también se puede beneficiar de esta técnica, con la que el paciente recibe la radiación desde fuera. En lugar de los fotones, la protonterapia emplea protones, que son impulsados por un acelerador de partículas.

"Los fotones son como un halo de luz que se difumina, se frena y se dispersa mucho la dosis en el organismo. En cambio, los protones tienen una trayectoria finita. Se paran y en ese momento depositan toda la dosis en este punto, y ya no hay más radiación", explica el oncólogo radioterápico de la unidad. Así, la diferencia fundamental entre protones y fotones es la precisión, que hace que los tejidos sanos se mantengan a salvo de los efectos secundarios.

Hasta ahora, con esta tecnología se ha atendido sobre todo a pacientes pediátricos, que son los más vulnerables y los que pueden acarrear durante más tiempo los efectos secundarios porque sus órganos están en desarrollo. Sus tumores más frecuentes son los del sistema nervioso central y los sarcomas.

En adultos se tratan tumores de base del cráneo, al lado de la médula espinal, tumores en el abdomen cerca de la columna, y también se han visto beneficios en cáncer de esófago y orofaringe.

Más indicaciones en adultos

Por tanto, el futuro pasa inevitablemente por un aumento de estas indicaciones. En este caso, cabe preguntarse si en España habrá máquinas suficientes.

Incluso con el despliegue programado para 2026, solo podrán someterse a esta tecnología un 5% (3.000) de los pacientes que pueden tratarse con radioterapia (90.000) y que, como señalan los expertos, también podrían ser candidatos a este tratamiento, aunque su tumor todavía no se contemple dentro del programa. Por eso, para Javier Aristu, la llegada de estas unidades "todavía será poco".

Pero si la protonterapia ha tardado tanto en llegar a España ha sido por dos razones fundamentales: su elevado coste, al que se suma un mantenimiento igualmente caro, y la necesidad de un gran número de especialistas formados para estas unidades.

En primer lugar, son necesarios unos equipos "muy sofisticados" para acelerar el protón porque, como explica Azcona, este "pesa mucho" en comparación con el fotón. El objetivo de la aceleración es conseguir la penetración que interesa. En este sentido, entra mucha más energía en juego. "La factura de la luz es más cara y la tecnología es mucho más compleja", agrega.

Se trata, además, de una máquina de muchas dimensiones. La del CCUN cuenta con un total de cinco plantas y 25 metros de altura. Con todo, anteriormente, el tamaño de esta tecnología era incluso mayor. "Se necesitaba un campo de fútbol con tres o cuatro alturas para poder formar una unidad, pero hoy ya es un campo de tenis", explica Javier Aristu. Así, se pretende que, de cara al futuro, la unidad pueda caber en una sala más pequeña y pueda ocupar el espacio de un campo normal de fotones.

En cuanto al equipo humano, el del Cancer Center de la CUN está compuesto por 54 personas, entre oncólogos radioterápicos, físicos, enfermeras, ingenieros, dosimetristas, anestesistas y pediatras, entre otros.

El oncólogo radioterápico es el único profesional médico que puede prescribir una dosis de radiación. Determina también si el paciente es candidato a protonterapia o no. Los radiofísicos, en cambio, se encargan del control del haz. "Nos aseguramos de que esa dosis realmente llega al paciente. Para eso, aparte de montar la técnica, nos ocupamos también del diseño del plan de tratamiento, del cálculo de la dosis de radiación y del control de calidad de los aceleradores", detalla Diego Azcona.

Una sesión de protonterapia puede durar solo dos minutos. Pero antes han sido necesarios otros 45 en los que los radiofísicos han estudiado a la perfección el posicionamiento del paciente. Durante todo ese tiempo, este permanece tumbado en una camilla, visualizando algo que se asemeja mucho a un equipo de radioterapia convencional y ajeno a la superestructura que hay en la sala de atrás, protagonizada por un acelerador de partículas.

Por su parte, los ingenieros hacen revisiones noche y día para que la Unidad esté a punto. "Llegan a las 5.30 horas y se van después de las 23. También vienen en fin de semana para hacer mantenimiento preventivo. Todo esto es para asegurar que la máquina está siempre trabajando porque, si no, el proyecto se hunde", advierte Azcona, que también informa de que, en caso de avería, la Unidad también cuenta con un estudio de piezas de repuesto "a fin de no interrumpir los tratamientos".

Así, Javier Aristu señala que en España hay "una carencia importante" en lo que a la formación para estos centros se refiere. Por ello, será necesario impulsar programas de especialización no solo para médicos, sino también para físicos. "Requiere cambiar el chip con respecto a los fotones", concluye.

Un mecanismo orquestado para alcanzar la máxima precisión

La Unidad de Protonterapia del CCUN, que alcanza los cinco pisos y ocupa un espacio de 30x40 metros, se compone de diferentes dependencias. La primera es la sala donde están el acelerador (un sincrotrón) y el sistema de transporte, que conduce el haz de radiación de protones que genera el acelerador hasta el paciente, que está al otro lado, en la tercera sala.

En la segunda dependencia está el gantry, que es toda la estructura necesaria para hacer girar el haz. Es una especie de tambor que rota 360 grados, permitiendo lanzar el rayo por diferentes puntos de entrada, lo que aumenta la precisión. Al tener un diámetro muy amplio, ocupa varios pisos de la estructura y pesa 140 toneladas.

En la tercera sala, que es la de tratamiento, se encuentra el paciente tumbado en una camilla. Una vez ahí, se le realiza un TAC justo antes de empezar la terapia. Después, se realiza una operación matemática para calcular la posición óptima de la persona, a fin de que el haz pueda alcanzar la máxima precisión. Tras el registro, se realizan pequeños desplazamientos de la camilla. Seguidamente se mueve el gantry, para tratar el tumor de la mejor manera posible.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky