
Los videojuegos forman parte de la vida diaria de muchas personas. De hecho, el 77% de la población de entre 15 y 29 años juega habitualmente. Muchos de ellos pasan alrededor de 3,7 horas diarias jugando, pudiendo producir un impacto significativo en su salud visual y puede dar lugar al síndrome visual gamer. Los profesionales afirman que al menos la mitad de los casos no llegan a diagnosticarse.
El síndrome visual gamer es una enfermedad que produce alteraciones oculares. "Se llama así debido a que los primeros pacientes que lo presentaron fueron los gamers, es decir, los jugadores profesionales de videojuegos", puntualiza la adjunta del servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Majadahonda), la doctora Rosa Martín. Y es que, los profesionales de eSport pueden pasar más de 16 horas diarias delante de una pantalla. Hoy en día, no solo les afecta a este grupo, sino a todas las personas que tienen los videojuegos como hobbie o simplemente abusan de las pantallas.
Esta patología conlleva alteraciones oculares "con un espectro bastante amplio". En concreto, pueden presentar desde ojo seco, con toda la sintomatología que conlleva, hasta problemas de enfoque, acomodación. También estrabismo y visión doble, según los sanitarios.
El síntoma más común es el ojo seco. De hecho, ocho de cada diez personas que pasan el tiempo delante de una pantalla de forma abusiva presentan este signo como mínimo. "Son problemas de superficie ocular que lleva asociado el exceso de estar mirando una pantalla porque disminuye el parpadeo y este es necesario para distribuir de forma correcta la película lagrimal por todo el ojo y entonces hace que la lámina se evapore antes de tiempo y conlleva una serie de síntomas de disconfort ocular como el ojo rojo, escozor, picor, lagrimeo, sensación de arenita o de cuerpo extraño o visión borrosa", explica la doctora Rosa Martín.
De igual importancia, el uso incorrecto de las pantallas puede llegar a causar miopía. Según un estudio publicado en la revista The Lancet, mantener la vista fija en una pantalla aumenta un 30 % el riesgo de sufrir esta patología en personas de entre 3 meses y 33 años.
Cabe mencionar que también provoca otros tipos de problemas como lesiones musculo-esqueléticas, pulgar en gatillo o en resorte, síndrome del túnel carpiano, codo de tenista, contracturas persistentes en tronco, cuello, hombros y brazos debido a una mala postura o a la falta de sillas y accesorios ergonómicos que posibiliten una mayor corrección postural.
El miembro de la Sociedad Española de Oftalmología, el doctor Javier García Bella, la mayoría de las veces no se diagnostica el síndrome visual gamer. Las principales razones son la prevalencia en la población y el amplio abanico de síntomas que posee. "Alguna vez ha pasado que algún adolescente viene con un estrabismo agudo, viendo doble y es cuando ya entrevistas al paciente que ves que se pasa cuatro horas al día delante de un videojuego y diagnosticas que lo que le está pasando es síndrome de gamers. Algunos están infradiagnosticados porque no informan al médico de que hacen eso. Entonces diagnosticas un ojo seco leve, pero no como un síndrome visual de gamer", dice Martín.
No obstante, no todo el mundo que juega a los videojuegos va a desarrollar este síndrome. Va a depender de las horas que la persona esté delante de la pantalla. "Si estás jugando dos horas y descansas una hora no es lo mismo que si estás jugando seis horas seguidas sin parar", dice la adjunta del servicio de Oftalmología del Hospital Puerta de Hierro. También va a depender de la fisiología de cada ojo. Hay personas que tienen más predisposición a tener un ojo seco que otras. Además, no todos van a sufrirlo al mismo nivel. Algunos lo sufren levemente y otros la enfermedad en sí con todas sus manifestaciones.
Esta patología afecta a los jóvenes y no tan jóvenes. La película lagrimal empeora con la edad y eso quiere decir que seguramente tenga más síntomas de ojo seco un gamer de 50 años que uno de 20, pero el joven puede tener más problemas de enfoque que el mayor. "Es verdad que quienes utilizan más dispositivos son los jóvenes, pero la realidad es que si fueran más mayores lo tendrían con más cantidad", dice el miembro de la Sociedad Española de Oftalmología.
Por otra parte, la aparición de los primeros síntomas varía dependiendo del caso. Pueden surgir cuando la persona lleva muchas horas jugando. "Si empiezas jugando una o dos horas al día, a lo mejor tiene que pasar mucho tiempo para que presentes algún tipo de sintomatología. Pero si comienzas con seis horas todos los días, desde el segundo o tercer día ya pueden presentar síntomas", explica la doctora Rosa Martín. "Hay personas que en los primeros días si hacen un abuso muy intenso lo pueden tener, sobre todo si ya tienen alguna enfermedad ocular", agrega el doctor Javier García Bella.
La forma de diagnosticarlo es un examen visual completo. "Todas las personas que empiecen a presentar síntomas de ojo seco con clínica o problemas de enfoque y que estén muchas horas delante de una pantalla, ya sea un videojuegos u otro tipo de actividad, deben ir al oftalmólogo", dice Martín. Además, García Bella apunta que cada vez va habiendo más pruebas que se pueden realizar para su detección y estudiar el tipo de ojo que tiene cada paciente.
Para prevenir esta patología, los profesionales recomiendan medidas preventivas. "Son las que deberían estandarizarse para que no lo desarrollen o en el caso de que se haga sea lo menor posible", indica el doctor Javier García Bella.
Estas abarcan una buena iluminación, es decir, no jugar a oscuras; que la distancia no sea de 50 o 60 centímetro, sino más de un metro; y hacer descansos visuales. "Hay que seguir la regla del 20-6-20, que lo que quiere decir es que por cada 20 minutos de enfoque a una pantalla se deberían descansar 20 segundos mirando un objeto que esté a 6 metros para relajar el enfoque, parpadear y volver a hidratar el ojo", explica la adjunta del servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Puerta de Hierro. Además, por cada hora en la pantalla se debe hacer un descanso de cinco o diez minutos. También pasar más tiempo al aire libre.