
Rovi tendrá un nuevo rival para su última innovación terapéutica. La multinacional alemana Boehringer Ingelheim se cuela en el mercado de la esquizofrenia a base de talonario. La firma invertirá hasta 670 millones de euros en una molécula en las primeras fases de ensayo clínico con el objetivo de llevarla al mercado, que apunta según los tiempos de los estudios para 2026.
El mercado de la esquizofrenia es jugoso, tanto en Europa como en Estados Unidos. En el Viejo Continente está estimado en 5.800 millones de euros, mientras que al otro lado del Atlántico se calcula que el mercado asciende hasta los 9.800 millones. En total, algo más de 15.000 millones en los que la compañía española tendrá que pelear con diversas opciones terapéuticas.
Rovi tiene ya el visto bueno en Europa, donde ha conquistado el mercado de tres Estados Miembro (entre ellos España), pero aún debe profundizar en las negociaciones con otros países para impulsar la facturación de su fármaco. En la presentación de resultados realizada hace poco menos de un mes, correspondientes a las cifras registradas en 2023, el medicamento en la Unión Europea multiplicó por siete sus ventas en el primer año completo de comercialización.
Sin embargo, la historia en Estados Unidos es diferente. La compañía ha acumulado problemas con la FDA, que ha ido retrasando su decisión por no estar conforme con el proceso de fabricación del medicamento. Tras intercambiar varios documentos técnicos, la agencia decidió dar su veredicto sobre la pertinencia de aprobar el medicamentos el próximo 29 de marzo, una fecha clave para la farmacéutica.
Estos retrasos han provocado que a Rovi se le haya colado un competidor con el que no contaba, al menos en sus primeros calendarios. En el segundo semestre de este año también aterrizará en el mercado estadounidense KarKT, un tratamiento desarrollado inicialmente por Karuna (una pequeña biotecnológica) pero que fue adquirida por Bristol Myers Squibb por algo más de 11.000 millones de euros.
La operación de Boehringer se escalonará en varias secuencias, tal y como suele ocurrir en los contratos entre farmacéuticas por una cartera en desarrollo. La compañía adelantará 25 millones de euros y, posteriormente, irá realizando pagos de 60 millones a medida que se cumplan hitos tanto clínicos como regulatorios y comerciales. La empresa vendedora es la japonesa Sosei Heptares, quien mantendrá cierto control de su cartera hasta 2025.
Además, la molécula adquirida, según los primeros datos clínicos registrados, tiene potencial para tratar la esquizofrenia atacando a todos los síntomas que produce, circunstancia que, si llega a buen puerto, puede hacerse con gran parte del mercado.