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Acrofobia, Zoofobia y Amaxofobia: estos son los miedos más comunes

  • Un 10% de la población mundial sufren algún tipo de fobia

De una manera u otra, todos capeamos con el miedo. Y es que, existen tantas fobias como personas en el mundo, aunque hay algunas más comunes que otras. Se puede desarrollar un miedo a diversas situaciones, acciones, objetos o seres vivos, entre otros. De hecho, el 10% de la población a nivel mundial sufre algún tipo de fobia.

El miedo es un sistema de alarma que el cerebro activa cuando detecta una amenaza. Se trata de una respuesta útil y adaptativa que trae consigo cambios en el funcionamientos del comportamiento, pensamiento y cuerpo

La amígdala tiene un papel protagonista en la búsqueda y detección de señales de peligro. Permanece inactiva hasta que el más mínimo estimulo amenazante la pone en marcha. Los expertos indican que si el ser humano no tuviese amígdala probablemente tampoco sentiría miedo. Cuando se activa al detectar un posible peligro se desencadena la sensación de miedo, y la respuesta puede ser la huida, el enfrentamiento o la paralización. Este sentimiento produce cambios inmediatos en el organismo como el consumo de energía celular, aumento de la presión arterial, los niveles de azúcar en sangre y la actividad de alerta cerebral.

Sin embargo, hay que diferenciar entre fobia y miedo. Una fobia es un trastorno basado en un miedo intenso, irracional y desproporcionado ante diversas situaciones u objetos. De hecho, el nivel de pánico excesivo es lo que diferencia uno de otro, ya que en la fobia la ansiedad se dispara hasta tal punto que a veces resulta incapacitante.

Las fobias se adquieren a lo largo de la vida debido a una lista de motivos. Por un lado, puede desencadenarla una experiencia negativa de forma directa o indirecta, las advertencias de personas del entorno y por sensibilidad ya que hay personas que son más sensibles y vulnerables, lo que hace más probable el desarrollo de una fobia.

El miedo a volar es uno de los tipos de fobias más frecuentes en la sociedad. La aerofobia es el pánico que siente una persona ante la idea de tener que volar. Experimenta un profundo miedo de forma anticipada a tomar el vuelo. Es necesario diferenciar entre las personas que sienten respeto a coger un avión– aquellas a las que no les parece una sensación agradable y que les gustaría evitar, es decir, entorno al 90% - y quienes de verdad sufren una fobia.

Otra de las fobias más comunes es la acrofobia, es decir, el miedo irracional y profundo a las alturas. Las personas que lo padecen suelen sufrir sudores, mareos e inestabilidad en balcones y atracciones, entre otros. También es frecuente la claustrofobia, es decir, el miedo a los espacios cerrados, por ejemplo los ascensores, túneles, cuevas o vías de metro. Suele provocar dificultades para respirar y sensación de falta de oxígeno ante la creencia de no poder escapar.

El miedo a los animales o zoofobia también es recurrente. Se trata de un pánico irracional hacia cualquier tipo de animal. Hay algunos más conocidos como el miedo a las arañas (aracnofobia) o a los perros (cinofobia). Se produce cuando la persona visualiza la sensación desagradable que le produce un determinado animal y la necesidad de tener que escapar. Cabe destacar que suele generar sentimientos de repugnancia.

Por otro lado, otra fobia común es el miedo a conducir o amaxofobia. Puede manifestarse a raíz de sufrir un accidente de coche o de presenciarlo, pero también puede aparecer de forma innata sin haber protagonizado una mala experiencia.

Además, es frecuente la hematofobia, es decir, el miedo a la sangre, al que se suele sumar la belonefobia -fobia a las agujas – , la tripanofobia – miedo a las inyecciones – y la traumofobia – fobia a las heridas y lesiones. Se calcula que el 3% de las personas padecen hematofobia, lo cual les lleva a evitar extracciones de sangre y todo lo que tenga que ver con el contexto sanitario.

Por último, se encuentra la necrofobia, en otras palabras, el miedo a la muerte. Experimenta un temor ante la idea de fallecer. Incluso al oír noticias relacionadas con la muerte, accidentes, enfermedades o catástrofes. Quiénes padecen este tipo de fobia son incapaces de visitar los cementerios y tanatorios.

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