
PharmaMar sufre en el periodo de enterguerras en el que vive ahora la farmacéutica. La firma comandada por José Fernández Sousa-Faro redujo su beneficio en un 82%, hasta los 7,9 millones cosechados hasta el mes de septiembre.
Los ingresos cayeron un 19% en líneas generales pero en su área principal, la oncología, fueron un 29% menos. La razón radica en la pérdida de patente de Yondelis, que ahora tiene competencia de fármacos genéricos y además ha sufrido la consecuente reducción de su precio primigenio.
La otra explicación que hay en el hundimiento del beneficio es el aumento en la partida de gasto dedicada a la Investigación y el Desarrollo (algo más de 70 millones, un 19% más). La compañía debe ahora hacer un esfuerzo inversor para insuflar energía al motor de futuro: el antitumoral Zepzelca. A medida que vaya culminando ensayos clínicos y consiguiendo aprobaciones regulatorias, los ingresos de la farmacéutica recobrarán el brío de hace unos años.
De hecho, la importancia de Zepzelca ya se deja entrever a pesar de su estado regulatorio actual. Los royelties que recibe de su socio en Estados Unidos, jazz Pharmaceutical, se han incrementado hasta los 35,5 millones de euros hasta septiembre (32,9 en el mismo periodo de 2022) y el revés legislativo que supuso en Francia la directiva de Uso Compasivo de Medicamentos se ha suavizado tras una modificación de la norma. Por ello, los ingresos de Zepzelca en Europa, donde aún no cuenta con la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento, se han enderezado.
En cuanto a la posición financiera, PharmaMar cuenta con una posición de caja y equivalentes de 185,5 millones de euros y una deuda total de 39,7 millones de euros, lo que se traduce en una caja neta de 145,9 millones de euros.