
La nutrición inteligente es una forma de abordar la alimentación de manera consciente y equilibrada, teniendo en cuenta las necesidades individuales de cada persona y las propiedades nutricionales de los alimentos.
Se trata de una forma de alimentación que se basa en el conocimiento de los nutrientes que necesita el organismo para funcionar adecuadamente y en la elección de alimentos saludables que los contengan. Esto implica elegir alimentos frescos, variados y de calidad, y evitar aquellos procesados o ultraprocesados que contienen aditivos, grasas saturadas, azúcares refinados y otros ingredientes poco saludables. Asimismo, también es importante la cantidad de alimentos que se consume y la frecuencia de las comidas, así como la actividad física y el estilo de vida de cada persona. En este sentido, se busca establecer hábitos alimenticios saludables y sostenibles a largo plazo, sin caer en dietas restrictivas o extremas que pueden resultar perjudiciales para la salud.
"Falta consenso en el concepto de nutrición inteligente"
No obstante, "falta consenso en el concepto de nutrición inteligente", según Mar Santamaria Sala, responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma. "La dieta mediterránea, en boca de todos, pero solo en el plato de algunos. Cuenta mucha evidencia científica en lo que a propiedades saludables se refiere. Es honesta con nuestra biología y, en su planteamiento, con nuestro entorno", añade.
Actualmente, en un periodo inflacionista, el precio está superando la importancia de otros factores de compra, el 84 % de los consumidores aún considera la salud y el bienestar al comprar alimentos frescos, según un estudio de Deloitte. Tres de cada cuatro buscan activamente una nutrición más personalizada, un aumento de 13 puntos porcentuales año tras año. Además, el 55% de los consumidores dicen que están dispuestos a pagar más por los alimentos adecuados porque contribuyen a su salud y bienestar. Por tanto, decir que la salud y el bienestar son importantes es una cosa, y poner los alimentos al servicio de la prevención y el tratamiento de necesidades de salud específicas es otra. La información, el acceso y la facilidad de uso son actualmente barreras que la industria alimentaria debe abordar.
Personalización de alimentos
La alimentación personalizada puede ser una herramienta útil en el tratamiento de algunas enfermedades, ya que permite adaptar la dieta a las especificidades de cada persona y de su condición de salud. Por ejemplo, en el caso de la diabetes, la hipertensión arterial, la celiaquía o la intolerancia a la lactosa, una alimentación personalizada puede ayudar a controlar los síntomas y podría tener un impacto positivo en el tratamiento de enfermedades como el cáncer, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, aunque se necesitan más investigaciones en este campo.
De hecho, la nutrigenómica es una disciplina científica que estudia la relación entre la dieta y la expresión de los genes en el cuerpo humano. Esta ciencia analiza cómo los nutrientes que consumimos interactúan con nuestros genes y cómo estas interacciones pueden afectar nuestra salud y predisposición a ciertas enfermedades. Guadalupe Blay, responsable del Grupo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), destaca que cada vez es más "rápido y económico realizar análisis genéticos a través de distintos chips".
Por su parte, Santamaría cree que "la biología molecular va a permitir afinar aún más en la personalización. En adaptar, tanto la nutrición, como los tratamientos farmacológicos, a rasgos o características cada vez más individualizables".
Y es que la investigación en nutrigenómica utiliza tecnologías avanzadas como la secuenciación del genoma humano, la proteómica y la metabolómica para identificar cómo la dieta y los nutrientes afectan la expresión génica y cómo esta información puede ser utilizada para diseñar intervenciones dietéticas personalizadas y optimizar la salud individual.
Prevenir enfermedades
Cuando una enfermedad irrumpe en nuestras vidas, "podemos utilizar la nutrición como un adyuvante del tratamiento. Una alimentación personalizada y bien asesorada puede ayudar a los pacientes durante, por ejemplo, un proceso oncológico, a encontrarse mejor, a preservar la masa muscular y a apoyar la pauta farmacológica para que sea más efectiva o se reduzcan los secundarismos", sostiene Santamaria.
Algunos de los alimentos que cuentan con mayor evidencia sobre su rol protector en el desarrollo del cáncer son los que aportan antioxidantes como las vitaminas, los carotenoides, los polifenoles y los compuestos organosulfurados; los hongos tradicionalmente utilizados como alimento. Son fuente de glucanos y vitaminas; los alimentos que contienen micronutrientes de apoyo al sistema inmune y ayudan a reducir la inflamación de bajo grado son beneficiosos: fermentados ricos en probióticos o pescado azul pequeño; y, la fibra alimenticia, soluble e insoluble.
"La forma de alimentarse en pacientes que sufren cáncer o que están en tratamiento, ya sea quimio o radio, influye mucho"
Reme Navarro, farmacéutica y nutricionista de Atida I Mifarma, coincidiendo en la importancia de la alimentación, destaca que "la forma de alimentarse en pacientes que sufren cáncer o que están en tratamiento, ya sea quimio o radio, influye mucho. Con estos tratamientos, el cuerpo necesita tener muchas defensas y estar preparado para afrontar efectos secundarios, y la alimentación saludable y correcta para suplementar ciertas carencias tiene mucho que ver".
La forma de alimentarse en pacientes que sufren cáncer o que están en tratamiento, ya sea quimio o radio, influye mucho. Con estos tratamientos, el cuerpo necesita tener muchas defensas y estar preparado para afrontar efectos secundarios, y la alimentación saludable y correcta para suplementar ciertas carencias tiene mucho que ver.
Por otro lado, la propietaria y directora de Clínica Dental Bernabéu, Nadia Sarmini, informa además que la salud digestiva "empieza en la boca y la microbiota oral juega un papel fundamental en la salud de las personas". Está formada por microorganismos que forman parte del ser humano de manera natural y que, en su correcto equilibrio, "garantizan un correcto estado de salud". Problemas derivados de la misma pueden derivar en enfermedades intestinales y, teniendo en consideración que "la boca es el primer paso de la cadena alimenticia, es innegable afirmar que un desequilibrio en la microbiota oral puede derivar en afecciones propias del intestino", añade.
El papel de una mala alimentación -en las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 e incluso algunas formas de cáncer- contribuye a una de cada cinco muertes en todo el mundo. Y existen otras condiciones de salud asociadas con los alimentos, como intolerancia y alergias, deficiencias salud.
De las 10 primeras causas a nivel mundial de mortalidad, cinco tienen que ver con la nutrición. "Ciertos nutrientes nos predisponen a padecer algún tipo de cáncer, en dependencia de nuestro genoma y nuestra alimentación nuestros genes se expresarán o no para desarrollar esta patología . Por ejemplo, cuando medimos la mutación en el receptor de la vitamina D y el riesgo de cáncer de colon, nos encontramos que el riesgo era mayor para las personas con el alelo ff y una baja ingesta de calcio. Es decir, según el genotipo y modulado por la dieta el riesgo de cáncer varía", sostiene Blay.
De los alimentos impresos en 3D a una comida en una pastilla
En enero de 2023, los grillos domésticos y las larvas parecidas a gusanos de los gusanos de la harina menores llegaron a la lista de la Unión Europea de insectos aprobados para ser vendidos como alimento para humanos. Esto ocurre en el contexto del cambio climático, el aumento de la inseguridad alimentaria mundial y las serias preocupaciones sobre lo que comerá la población mundial en el futuro cuando las cosechas fallan y los recursos son escasos.
La producción y el consumo de alimentos enfrentan enormes desafíos: en ciertas partes del mundo se desperdician grandes cantidades de alimentos, mientras que en otras regiones existe una desnutrición generalizada. Por lo tanto, las fuentes alternativas de alimentos están recibiendo una atención considerable por ser capaces de dar cuenta de las necesidades nutricionales de las personas y, al mismo tiempo, ayudar a abordar la crisis climática.
Diversificar nuestras dietas para incluir nuevos alimentos no es la única solución propuesta. Se está produciendo una innovación considerable en el campo de la alimentación y la nutrición, incluida la integración de la tecnología en los sistemas alimentarios.
Si bien los productos alimenticios impresos en 3D son titulares ocasionales, también tienen un gran potencial para proporcionar a las poblaciones objetivo los nutrientes específicos que necesitan. Como tal, una de las razones más prometedoras para avanzar en la fabricación de aditivos alimentarios es la perspectiva de una nutrición personalizada.
Por ejemplo, el fabricante de impresoras 3D con sede en China, Wiiboox, cuenta con una extrusora de impresión 3D para alimentos llamada LuckyBot. El dispositivo se puede integrar con una amplia variedad de impresoras 3D de escritorio estándar para transformarlas en impresoras de alimentos. LuckyBot se vende al por menor a 159 dólares y es compatible con chocolate, mantequilla de cacahuete, crema, queso, mermelada, puré de patata, aderezos para ensaladas y otros alimentos blandos.
Por otra parte, la empresa de impresión 3D de alimentos con sede en Francia, Digital Patisserie, tiene una impresora 3D de pastelería, la Patiss3, inspirada en la tecnología de impresión 3D desarrollada en el MIT. Su sistema basado en extrusión está dirigido a pasteleros, restaurantes y fábricas industriales de galletas, lo que permite a los usuarios fabricar formas comestibles de forma libre a altas velocidades.
Igualmente, cuando se trata del futuro, el concepto de una comida en una píldora ha sido un elemento básico en la dieta de ciencia ficción. Las píldoras de reemplazo de alimentos como tal aún no existen porque es difícil agrupar todas las necesidades calóricas y de nutrientes en una sola cápsula. Un adulto promedio necesita 2000 calorías al día y para cumplir con estos requisitos, las personas tendrían que consumir no una, sino alrededor de 450 pastillas al día. Esto todavía deja fuera otros micronutrientes, proteínas y vitaminas necesarios para la salud humana, lo que podría provocar deficiencias o incluso desnutrición.