
La información y los datos son clave para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario. Ayudan a crear ecosistemas de innovación avanzados y eficientes, usando la Inteligencia artificial, la evidencia y el big data como aliados. Para conocer un poco más sobre la importancia que tiene la innovación en el sector de la salud, hemos podido hablar con José Luís Fernández, Senior Vice President & General Manager Spain, Turkey & Portugal de IQVIA.
El sector sanitario está viviendo un profundo cambio derivado de la revolución tecnológica y la digitalización, ¿es la innovación una de las señas de identidad del sector de la salud?
El sector sanitario ha sido siempre líder en innovación, especialmente en los ámbitos de innovación diagnóstica y terapéutica.
Según la Comisión Europea (The 2021 EU Industrial R&D Investment Scoreboard) el sector salud es el segundo en inversión en I+D en Europa y el primero en crecimiento de inversiones, tanto en Europa como Estados Unidos. Dentro del sector salud, el sector de Tecnologías Sanitarias ocupa el segundo lugar en número de patentes solicitadas en la European Patent Office (EPO) con más de 15.300 solicitudes, el sector farmacéutico ocupa el número 7 con 9.167 y el sector biotecnológico, el puesto 8 con 7.611. En total más de 32 mil patentes solicitadas en 2021, más del doble de las solicitadas en el sector comunicación o en el sector de tecnología informática. Con estos datos, se puede asegurar que la innovación ha sido y seguirá siendo uno de los pilares y señas de identidad de nuestro sector.
¿Por qué es tan importante la recopilación y análisis de la información?
La información es clave para la toma de decisiones en cualquier industria, pero en el sector sanitario es una absoluta necesidad. Realizar un diagnóstico adecuado, saber si una proteína tendrá valor terapéutico, demostrar la seguridad de un fármaco o conocer sus efectos secundarios precisa de la recogida y análisis de datos. Nuestro genoma ¡son datos! Todas las decisiones clínicas y las de los gestores sanitarios se apoyan en grandes cantidades de información. La pandemia de la COVID-19 lo ha puesto de manifiesto ante la población general con datos diarios de incidencia, hospitalizaciones, saturación de UCIs, etc.
En mi opinión esta industria es una industria de datos. Cuantos más mejor. Sus propios profesionales demandan mejores sistemas de información que les permitan un mayor acceso a datos de salud conveniente integrados - historia clínica, diagnósticos por imagen, resultados de laboratorio, urgencias, genoma,... Ya se habla con frecuencia del uso de algoritmos de inteligencia artificial como herramienta de ayuda a la toma de decisiones diagnósticas, terapéuticas y de gestión. Así lo hemos podido corroborar en este estudio titulado La visión de los proveedores de salud ante el reto de la incorporación de la inteligencia artificial en la práctica clínica.
¿Cómo puede ayudar el big data y la inteligencia artificial a mejorar el sistema sanitario español?
La información es el único lenguaje común entre los diferentes actores del sector salud y una pieza clave para poder fortalecer el frágil equilibro que existe entre innovación, acceso de los pacientes a esa innovación y sostenibilidad del sistema sanitario. En la era de la digitalización, la existencia de datos sanitarios no es un problema. El reto consiste en que la mayor parte de esos datos están desestructurados, no están bien integrados con otros datos y, además, por su especial sensibilidad, deben ser estrictamente anonimizados antes de poder analizarlos. La tecnología resuelve estos problemas.
Las aplicaciones y beneficios potenciales son enormes. Por supuesto en términos de mejora de resultados en salud para la población, pero también como apuesta de país para el crecimiento económico. El fortalecimiento de la actividad de investigación en nuestros hospitales ayuda a generar prestigio profesional, crear puestos de trabajo de alta cualificación, atraer inversión e impulsar el progreso económico y social.
El Reino Unido aboga por la relevancia de la información de salud puesta al servicio de los distintos agentes del sistema, desde investigadores a personal gestor y asistencial. En su iniciativa Data Saves Lives: Reshaping health and social care with data- define la estrategia y plan de acción para hacer un mejor uso de los datos en salud apalancándose en la digitalización y la tecnología.
Una de las claves del éxito del big data se basa en compartir información, en este sentido, la Agencia Europea del Medicamento ha puesto en marcha la iniciativa DARWIN, con el objetivo final de desarrollar el European Health Data Space. ¿Qué supondría para la industria sanitaria la creación de este espacio colaborativo de información sanitaria?
A nivel muy coloquial puede describirse la iniciativa DARWIN como una red federada de bases de datos de salud. A esta red se conectan múltiples nodos de información de salud en distintos países de la Unión Europea para la realización de estudios de farmacovigilancia. Todos los nodos comparten estándares de almacenamiento de la información para poder ser procesados como un único conjunto de datos. Y sí, podríamos decir que DARWIN es una iniciativa precursora del proyecto EHDS Espacio Europeo de Datos de Salud para los ciudadanos y para la ciencia, promovido por la Comisión Europea.
El EHDS supondrá una auténtica revolución en la gestión de datos de salud. Dará a los pacientes el control total de sus propios datos de salud y permitirá su portabilidad entre países. Además, también permitirá, bajo condiciones estrictas, que los investigadores, bien sean instituciones públicas o privadas como la industria farmacéutica, tengan acceso a grandes cantidades de datos de salud de alta calidad, cruciales para desarrollar nuevos tratamientos, vacunas o dispositivos médicos y mejorar el uso de los actuales.
La Oncología es una de las disciplinas que más innovaciones ha tenido durante las últimas décadas, ¿qué aporta la tecnología a los pacientes oncológicos actualmente?
Efectivamente, la oncología es el área terapéutica que concentra mayor inversión en innovación. También es una de las áreas donde más avances hay en la denominada medicina de precisión. La oncología de precisión requiere grandes volúmenes de información, tanto para la investigación como para entender las variaciones en la práctica clínica entre diferentes hospitales, regiones y países que llevan a índices de supervivencia muy distintos en función de donde se trata al paciente.
La oncología de precisión opera en el campo de frecuencias de mutación genética del 1% al 2%. Muchos ensayos clínicos de terapias prometedoras fracasan por la dificultad de encontrar los pacientes adecuados para los estudios. Esto ocurre no solo por las dificultades actuales en acceder y procesar la información, sino también por la falta de suficiente volumen de datos. En algunos casos se necesita operar a nivel de toda la Unión Europea. Por este motivo son tan importantes iniciativas como Darwin, el EHDS y también Digicore, esta última, una colaboración en investigación oncológica paneuropea que pretende además estudiar las variaciones en la práctica clínica y demostrar las ventajas de introducir el uso de biomarcadores en las carteras de servicios de los sistemas sanitarios.
Se habla mucho de los problemas de acceso a medicamentos innovadores, ¿qué diferencia hay entre España y el resto países?
La accesibilidad a nuevas terapias está adquiriendo mayor complejidad en los últimos años, dominada por una tendencia creciente hacia medicamentos más complejos, las llamadas terapias de nueva generación. Muchas de ellas están dirigidas a poblaciones de pacientes pequeñas.
El acceso de los pacientes a nuevos principios activos y el tiempo que tienen que esperar para poder acceder a ellos, es muy dispar entre los países europeos. Según el último informe Patients W.A.I.T. Indicator de EFPIA, en España están disponibles solo el 53% de todos los medicamentos aprobados por la EMA entre 2017 y 2020. Además, el tiempo medio de espera para acceder a ellos es de unos 517 días. Estas cifras son ligeramente mejores que el promedio europeo, pero significativamente peores que las de países como Alemania, Francia, Inglaterra o Italia.
Para poder avanzar en un cambio real, es importante una mayor comunicación entre investigador y financiador desde fases tempranas del desarrollo clínico, así como una mayor transparencia de criterios para medir el valor de la innovación. Además, deben incorporarse en las evaluaciones datos de vida real basados en evidencia clínica, disminuyendo la incertidumbre asociada a muchas de las novedades terapéuticas actuales.
¿Supondrán estas innovaciones una mejora real en la satisfacción final de los pacientes?
Con los adecuados procesos de gobernanza, el tratamiento de la información de salud es clave para posibilitar una atención sanitaria basada en el valor, en la que la calidad asistencial se mide por los resultados para el paciente, incorporando su voz, sus necesidades y su experiencia, en contraposición a una medición únicamente del volumen de actividad sanitaria (número de consultas, intervenciones, tratamientos,...).
El enfoque de atención sanitaria basada en el valor permite entender cuáles son los resultados relevantes y diferenciales para el paciente y por tanto elegir y retribuir eficientemente las diferentes alternativas. Permite identificar y prescindir de actividades que no aportan valor al paciente. Existen múltiples estudios y casos que cuantifican el impacto de la implementación de un enfoque de asistencia basada en el valor.
La mayoría de los profesionales sanitarios y asociaciones de pacientes están a favor de este cambio de modelo en el que el paciente está situado en el centro del sistema. En nuestra última edición del Foro IQVIA_TOP VALUE celebrada en Barcelona, la conclusión de los participantes fue unánime: el cambio de paradigma hacia un modelo basado en el valor, no es una cuestión meramente económica, sino cultural y en nuestro último informe sobre el Valued based healthcare: la medicina del futuro se mide por reglas nuevas, se da prueba de ello.
Como conclusión, ¿qué cambios a corto plazo serían necesarios para avanzar?
La sanidad requiere un pacto de estado a largo plazo. Nuestro magnifico sistema sanitario se deteriora porque afronta retos importantísimos: envejecimiento, impacto persistente de la pandemia, acumulación de pacientes, falta de financiación, falta acuciante de profesionales de la salud, etc. Solo el esfuerzo de sus magníficos profesionales lo mantiene razonablemente a tono. Pero todo tiene un límite.
En ese pacto, la colaboración de todos los agentes del sector (profesionales sanitarios, hospitales, gestores, reguladores y financiadores, industria biofarmacéutica...) es imprescindible para fortalecer el sistema.
Debe aumentarse la inversión pública en salud. El sector salud, más allá del bienestar de la población, es un sector inductor y generador de efectos multiplicadores sobre la economía de un país. Debemos perseguir y materializar las eficiencias que la tecnología y la digitalización nos posibilitan, aumentar las dosis de transparencia y cooperación entre los agentes del sector.
España tiene magníficos investigadores y un puesto de liderazgo mundial en el desarrollo clínico de medicamentos. Debemos transformar aún más nuestros hospitales en verdaderos ecosistemas de investigación, generadores de innovación y soluciones para los pacientes. ¡Y debemos hacerlo con urgencia! Porque otros países, conscientes de la magnífica oportunidad que existe, ya lo están facilitando. Compañías como IQVIA, entre otras, pueden aportar capacidades muy relevantes y una enorme experiencia en la gestión de big data sanitario y sus múltiples aplicaciones para colaborar en esta transformación.