
Desde el final de las vacaciones y el consiguiente regreso cotidiano al transporte público, el debate sobre el uso de la mascarilla en trenes, autobuses y demás medios de transporte colectivo no ha parado de intensificarse. Estos espacios son, a día de hoy, de los pocos donde su uso continúa siendo obligatorio, junto con centros sanitarios y residencias.
En palabras del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, "jamás se ha estado en una mejor posición" para poner fin a la pandemia del coronavirus, con la cifra actual de fallecidos más baja desde marzo de 2020, por lo que, según el director general, "ya se puede ver la luz al final del túnel".
Algo similar ocurre en España. La incidencia acumulada no veía niveles tan bajos desde noviembre de 2021, antes de la expansión de ómicron; lo mismo ocurre con la cifra de hospitalizaciones, y los ingresos en UCI incluso desde que comenzó la pandemia, en marzo.
El debate político
Ya hace dos semanas, el que fuera uno de los rostros más visibles de la gestión pandémica, Fernando Simón, se pronunció sobre el debate en torno a las mascarillas en el transporte público. Así, durante su intervención en un congreso de medicina declaró que, de mantenerse esta situación de "gravedad moderada", no veía con mucha lógica seguir usando las mascarillas en el transporte público, ya que "hay muchos otros sitios donde la gente se expone a reuniones masivas, como conciertos, bares o las fiestas de los pueblos".
Días antes, a finales de agosto, desde Ciudadanos registraron una proposición no de ley en la que se pedía al Gobierno eliminar su obligatoriedad. Y este miércoles, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, esgrimió que esta seguirá siendo obligatoria, ya que, por el momento, no existe una propuesta de "los expertos" que indique la pertinencia de su retirada.
Y a partir de entonces, se han sucedido las opiniones al respecto. A favor de retirarlas, como es el caso de los Consejeros de Sanidad de Madrid y de Castilla y León, como de mantenerlas, como la vertida por la portavoz del grupo asesor del coronavirus de la Junta de Andalucía.
Qué dicen los expertos
A falta de que los expertos de la Ponencia de Alertas aprueben su retirada o la mantengan intacta, otros expertos en salud pública opinan sobre la conveniencia de hacerlo.
En declaraciones al Science Media Center de España (SMC), Salvador Peiró, epidemiólogo e investigador en la Fundación para el fomento de la investigación sanitaria y biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO), València, considera que "la mascarilla en el transporte público debe aportar muy poco en términos poblacionales" dentro del contexto pandémico en el que nos encontramos. No obstante, el epidemiólogo apuesta por mantener la recomendación de uso (no la obligación) y echa de menos "hacer más hincapié en mantener la ventilación cruzada".
En el mismo sentido se expresa Pedro Gullón, epidemiólogo social y médico especialista en medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Alcalá: "Es poco probable que la obligatoriedad de llevar mascarilla en el transporte público tenga algún efecto grande sobre la transmisión de la covid-19 actualmente, cuando es el único lugar en el que es obligatoria. Es poco coherente que, con toda la actividad recuperada y actividades con posibilidad de ser eventos supercontagiadores realizándose todas las semanas, se mantenga en el transporte público. Además, su uso está disminuyendo bastante y cuando la población no acepta una medida puede terminar cayéndose por sí misma".
Además, expresa con preocupación las repercusiones que la medida, casi exclusivamente impuesta en el ámbito del transporte, esté ocasionando al transporte público, más si cabe en un contexto de cambio climático. "Se debe invertir en que más gente utilice el transporte público y no colocarlo públicamente como un lugar de riesgo, cuando los datos dicen que, en comparación con otros lugares, el transporte público no es el lugar de mayor propagación", considera Gullón.
A las puertas del otoño, con la gripe llamando a las puertas, Sonia Zúñiga, viróloga del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC), apuesta por la prudencia y cree que debería mantenerse su obligatoriedad. "Quizá llevar la mascarilla sea un pequeño gesto que puede ahorrarnos muchos problemas", considera la viróloga.