
La cistitis es una de las enfermedades más comunes del verano. La humedad habitual en la zona genital se incrementa durante la estación más cálida como consecuencia de las altas temperaturas y del sudor. Esta situación es ideal para que proliferen las bacterias en la zona urogenital.
Esta patología se desarrolla cuando algunas bacterias patógenas, principalmente E. Coli (responsable del 85% de las infecciones no complicadas en mujeres y del 70% en adultos) colonizan la piel que rodea la uretra y accede a la vejiga urinaria e incluso a los riñones. Es una afección frecuente entre las mujeres, pero también afecta a hombres adultos y al colectivo infantil.
A pesar de que su incidencia afecta más al colectivo adulto que al infantil, los especialistas advierten que hay que poner acento en los casos de cistitis en niños. "Hasta un 30% de los niños que han sufrido un primer episodio de infección urinaria no complicada (tipo cistitis), volverán a presentar un nuevo episodio. Por esta razón, la recurrencia es un problema de dimensiones epidemiológicas, sanitarias y sociales que hará que niños y padres busquen asistencia en pediatras de forma frecuente y reiterada, además de verse expuestos a la administración de tratamientos antibióticos durante cada episodio de infección", afirma Ana Ortiz, gerente del Área de Salud de Farmasierra
Los síntomas pueden ir desde dolor y sensación de escozor o quemazón al orinar, necesidad urgente de ir al baño y micciones escasas y frecuentes, hasta fiebre, dolor punzante en la vejiga y orina sanguinolenta. Ana Ortiz señala que "es muy importante intentar prevenir la recurrencia de las ITUs (infecciones del tracto urinario), especialmente en verano, cuando es muy habitual que se produzcan estas infecciones".
¿Cómo se puede prevenir la cistitis?
Los expertos recomiendan adoptar una serie de medidas para prevenir la aparición de la cistitis. Dentro de todas las advertencias, una de las más importantes tiene que ver con la ingesta abundante de líquido: beber agua es fundamental para promover la actividad del sistema urinario. Igualmente, si se hace de forma adecuada, asegura un buen volumen de orina y ayuda a la eliminación de gérmenes.
Otro de los aspectos más importantes para evitar la aparición de la cistitis es orinar con frecuencia. El crecimiento bacteriano es mayor cuanto más tiempo permanece la orina en la vejiga. Lo más recomendable sería ir al servicio cada dos o tres horas. El estreñimiento también puede facilitar que los gérmenes colonicen tejidos cercanos al tracto urinario, ya que se estima que el 80% de las bacterias que producen infecciones urinarias provienen de las heces.
El abuso en la utilización de jabones perfumados puede resultar perjudicial porque pueden provocar irritaciones en los genitales y en la uretra. Por ello, lo más recomendable es usar jabones neutros en la zona íntima. Las relaciones sexuales incrementan hasta cuarenta veces el riesgo de infección y posibilitan que ciertos microorganismos queden alojados en la uretra. Por este motivo, es importante orinar tras el acto sexual.
La utilización de ropa interior de algodón en puesto de fibras sintéticas como el nailon ayuda a prevenir el crecimiento de bacterias. Asimismo, es importante cambiar de bañador para no estar mucho tiempo con prendas mojadas, ya que la humedad facilita la proliferación de bacterias. Finalmente, no existe suficiente evidencia científica, pero el consumo de arándanos rojos americanos podría prevenir la cistitis por su alto contenido en vitamina C, potasio y antioxidantes.