
Natalia Sánchez, Dra. en Biotecnología por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ha sido una de las cinco científicas españolas premiadas con el galardón L'Orèal-UNESCO 'For Women In Science', por su proyecto Microbiota y Enfermedades Neurodegenerativas, que tiene como objetivo arrojar luz sobre la relación existente entre los microorganismos de los intestinos y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
La Dra. Sánchez es una claro ejemplo de profesionalidad y de compromiso con la ciencia. Su tesis doctoral en la UAB obtuvo el premio extraordinario y ha realizado estancias cortas en el Netherlands Institute for Systems Biology, con una beca FPI del MICINN; y en el Instituto de Tecnología Química y Biológica de Portugal, con una beca FEBS short-term. Además, ha trabajado cinco años en el prestigioso Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge (Inglaterra), lugar que ha albergado a 12 premios Nobel. Durante ese tiempo, fue financiada con las becas FEBS long-term y la IEF Marie Curie, además, su trabajo ha sido reconocido con el premio MRC centenary Award. Después, trabajó cinco años en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona y actualmente es investigadora en el Ramón y Cajal y dirige un Proyecto de I+D+i del Plan Estatal.
La investigación que estás desarrollando persigue arrojar luz sobre la relación existente entre la microbiota intestinal y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, ¿cómo surgió la idea de interrelacionar estos dos conceptos que, aparentemente, parecen tan distantes?
En el mundo científico ya no hay ninguna duda sobre la conexión entre nuestro intestino y nuestro cerebro, y cada vez está más claro que "de lo que se come, se cría". Nuestro intestino contiene más de 100 millones de neuronas, más que la médula espinal. Además, se sabe que el intestino y el cerebro se comunican y forman lo que se llama "eje intestino-cerebro", el cual influye en muchos aspectos de nuestras neuronas.
"La conexión cerebro-intestino es indudable. Nuestro sistema digestivo tiene más de 100 millones de neuronas, mas que la medula espinal."
Por otro lado, también se sabe que el intestino es la principal entrada de priones hacia el sistema nervioso en la encefalopatía espongiforme bovina, la enfermedad de las "vacas locas". Así pues, mi objetivo es encontrar algo similar, pero con las moléculas producidas por la microbiota intestinal en lugar de por las vacas.
Al tener que estudiar factores biológicos tan amplios, el grupo de investigación contará con científicos de diversas áreas, ¿cómo se configura el equipo de investigadores de este proyecto?
Mi equipo de investigación es aún muy joven, pero es cierto que está compuesto por investigadores expertos en tres campos distintos. Por un lado, tenemos un experto en biofísica que nos permite estudiar las proteínas a nivel molecular para saber cuáles tienen el potencial de saltar entre especies y comportarse como el prion de la enfermedad de las "vacas locas". Por otro lado, contamos con una investigadora con gran experiencia en trabajar con microorganismos y analizar la expresión de sus proteínas. Y, por último, tenemos un experto en microbioma que estudia qué pasa cuando se introducen cambios en la dieta de nuestros organismos modelos. He tenido mucha suerte de poder conocerlos y de conseguir que trabajen junto a mí.
"Tengo la suerte de contar con un equipo joven y multidisciplinar y que tiene una amplia experiencia en sus respectivos campos"
¿Cuáles han sido los primeros resultados útiles que obtuvisteis? ¿Se ha cumplido alguna de las hipótesis?
Hace unos años encontré que los microorganismos codificaban moléculas con potencial para comportarse de una forma parecida a como lo hacen los priones de la enfermedad de CreutzfeldtJakob. Mi hipótesis actual es que estas proteínas pueden saltar entre especies e influir en el desarrollo de las enfermedades neurodegenerativas de manera similar a como lo hacen los priones en la enfermedad de las "vacas locas".
"Hemos encontrado varias proteínas capaces de interferir y acelerar una proteína clave en la enfermedad del Alzheimer"
Hasta ahora hemos encontrado varias proteínas de origen bacteriano con potencial de comportarse como priones y que son capaces de interferir y acelerar la agregación de una proteína clave en la enfermedad del Alzheimer. Asimismo, hemos visto que estas proteínas también son tóxicas para los cultivos de células neuronales. Ahora nos queda saber si esta toxicidad tiene que ver con las enfermedades neurodegenerativas y si esto también se observa en organismos vivos.
¿Cómo podrían ayudar los resultados de esta investigación a las personas con enfermedades neurodegenerativas o con posibilidad de desarrollarlas?
Nuestra investigación es muy básica; no obstante, esperamos ayudar a entender mejor el microbioma y cómo este está relacionado con las enfermedades neurodegenerativas. Esto puede influir en nuestro día a día, inspirando nuevos hábitos más saludables y desarrollando nuevas terapias. La idea es, en el futuro, encontrar probióticos u otros compuestos capaces de modular la composición de la microbiota intestinal para prevenir o tratar estas enfermedades.
¿Cuándo descubrió la vocación por la ciencia? He leído que primero quiso ser paleontóloga o arqueóloga, entonces, ¿cuándo fue el momento en el que la ciencia captó su atención?
Desde bien pequeña quise ser científica. Supongo que fue por influencia familiar. Mi padre siempre me explicaba historias sobre lo interesante y diversa que era la naturaleza, me hablaba de la metamorfosis de las mariposas y de los dinosaurios. Por otro lado, mi madre siempre me enseñó a ser metódica y a entender por qué pasaban las cosas. De pequeña quería desenterrar huesos de dinosaurios y mezclar jabones. Ya en la universidad me decanté por estudiar Biotecnología porque me gustó la idea de utilizar lo que conocemos de la vida y encontrarle una aplicación para las personas.
"Desde bien pequeña quise ser científica. Mi padre me hablaba de la metamorfosis y mi madre siempre me enseñó a ser metódica, supongo que fue influencia familiar".
Además, ha estudiado y trabajado en algunos de los centros más prestigiosos del mundo, usted es un claro ejemplo a seguir para las futuras generaciones, ¿qué consejos le daría a una niña que quiere dedicar su vida a la ciencia?
Le diría que adelante, que si le gusta la ciencia no dude en hacer una carrera en esta disciplina. Cuando trabajas en algo que realmente te gusta y te emociona, no te importa el tiempo que le dedicas. Yo me sigo emocionando cada vez que voy a utilizar una técnica nueva y pienso en qué nos enseñará, en qué preguntas resolverá. Además, siendo científica viajas a otros países y conoces gente del todo el mundo.
"A las niñas les diría que adelante, que si les gusta la ciencia no duden en dedicarse a esta disciplina, yo aún me sigo emocionando con mi trabajo"
Es sabido que la ciencia es un mundo difícil para el talento femenino, en este sentido, ¿qué aspectos cree que habría que cambiar o mejorar para facilitar el acceso de más mujeres al ámbito científico?
Las barreras son mayormente culturales y psicológicas, están arraigadas en nuestro estilo de vida y en nuestro día a día. Por eso es una situación tan complicada y difícil de solucionar. Y por eso premios como los L'Oréal-UNESCO 'For Women in Science' son tan importantes.
"Los premios como los L'Orèal-UNESCO "For Women in Science" son importantes para dar visibilidad y apoyo a las jóvenes científicas y dar referentes femeninos a las nuevas generaciones de investigadoras"
Puedes tener a una científica con mucho potencial, pero si ella misma no se lo cree, si no se ve en lo más alto, no luchará por ello. Hay que enseñar a las niñas y jóvenes a que saquen su ímpetu y fuerza. Hay que darles referentes femeninos para que vean, no solo que es algo alcanzable y que quieran conseguir, sino también que las cosas se pueden hacer de otra manera.