
Las incontinencias fisiológicas afectan a más de 10 millones de españoles, pero la cifra podría incrementar si se contabilizasen todos los casos no notificados. Según un informe del Observatorio Nacional de la Incontinencia, un 30% de las personas que sufren la enfermedad no consulta con el especialista porque normaliza las pérdidas o piensa que el problema se solucionará por sí solo. La incontinencia afecta al 25% de los mayores de 65 años y es más frecuente en mujeres. Sin embargo, las cifras se igualan a los 80 años.
Los estigmas sociales continúan arraigados en la mente de quienes las padecen y, a menudo, sienten vergüenza al mencionar el tema. Se estima que una de cada tres personas evita mencionarlo. Por esta razón, La Asociación Incontinencia (Asia), con motivo de la Semana Mundial de la Continencia 2022, celebrada entre el 20 y el 26 de junio, incide en la importancia de dar visibilidad a una enfermedad con muchos prejuicios.
Los absorbentes son los productos sanitarios que más se utilizan en España para paliar los efectos de las incontinencias y alcanzaron un gasto de más de 341 millones anuales, de acuerdo al último informe de consumo del Ministerio de Sanidad. Este tipo de producto cumple con la función de almacenaje de la orina o de las heces emitidas de forma involuntaria por impregnación e intenta mantener a la persona incontinente seca.
La incontinencia urinaria aparece asociada a esfuerzos físicos de la vida cotidiana, como podría ser toser, estornudar o realizar una actividad física. Sin embargo, existen otros tipos. Según explica David Carracedo Calvo, especialista del Servicio de Urología del Rey Juan Carlos, la incontinencia de urgencia está "precedida de un deseo súbito e irrefrenable de orinar", mientras que la mixta consiste en "la combinación de las dos anteriores en un mismo paciente". Finalmente, existe la ocasionada por rebosamiento, que se da en "pacientes que no consiguen vaciar de forma adecuada la vejiga".
Este problema obliga a los pacientes a modificar por completo sus hábitos de vida, tanto laborales como personales y sociales, y los fuerza a que se enfoquen en la búsqueda de estrategias que reduzcan o eviten el momento de la incontinencia. Por este motivo, para que las consecuencias no se agraven, los especialistas insisten en la importancia de ponerse en manos de equipos multidisciplinares para obtener un abordaje integral y un tratamiento acorde a cada paciente.
Un estilo de vida saludable, otra vez más, ayuda a prevenir una condición estigmatizada por la sociedad. Resulta muy importante evitar el sedentarismo, ya que el sobrepeso y la obesidad favorecen la incontinencia urinaria de esfuerzo. La reducción en el consumo de sustancias irritantes o estimulantes como el alcohol, la cafeína, la teína o el tabaco, así como una ingesta adecuada de líquidos también permiten detener los efectos de las incontinencias.
La definición exacta del problema es muy importante para conocer el impacto sobre la calidad de vida del paciente. "Una correcta historia clínica que defina con exactitud el tipo de incontinencia predominante y una exploración física adecuada que permita conocer el estado del tracto urinario y de la musculatura del suelo pélvico, así como completar cuestionarios para definir el problema y cuantificar el impacto que tiene en la calidad de vida del paciente resulta fundamental", concluye David Carracedo.